El BCE cambia de plumaje tras la crisis
En año y medio la entidad renovará la mitad de su comité ejecutivo.
El Banco Central Europeo tiene previsto estrenar en 2014 su nueva sede, dos imponentes rascacielos (de 43 y 45 pisos cada uno) construidos sobre el antiguo mercado mayorista de frutas y verduras de Fráncfort, un edificio de los años 20 del siglo pasado renovado para albergar a la autoridad monetaria de la zona euro.
Pero la combinación arquitectónica de modernidad y tradición no será el único cambio de imagen que el emisor vivirá en el próximo lustro.
Durante los próximos 18 meses, el BCE llevará a cabo un cambio de plumaje mucho más importante: la renovación de la mitad de su comité ejecutivo, incluidos el presidente y el vicepresidente de la institución.
A esa nueva cúpula de Fráncfort le corresponderá la tarea de calibrar los tipos de interés más adecuados para una salida de la crisis hacia la que avanzan de manera desacompasada los 16 países de la zona euro.
La trascendencia de esa misión explica las prematuras especulaciones sobre el futuro sustituto de Jean-Claude Trichet. El mandato del presidente francés no expira hasta noviembre de 2011. Y la carrera oficial por sustituirle no se abrirá hasta comienzos de ese año.
Pero ya en 2010 los candidatos para sustituirle empiezan a tomar posiciones. O más bien, sus países de origen y sus respectivos partidarios.
Las primeras apuestas señalan hacia Berlín y Roma como las dos capitales con más probabilidades de hacerse con el puesto. Ambas cuentan con perfiles idóneos para tomar el relevo del francés: Axel Weber (1957), presidente del Bundesbank (banco central alemán) y Mario Draghi, gobernador del Banco de Italia. Weber, aunque sólo sea por su pasaporte, es catalogado como halcón (inflexible ante la inflación). Draghi ha pasado por la banca de inversión (Goldman Sachs) y ahora preside el Foro de Estabilidad Financiera, recién creado para reformar el sistema de supervisión financiera mundial.
"Con un alemán al frente del BCE, podemos estar tranquilos sobre la seguridad de nuestros ahorros en euros", comenta con ironía la candidatura de Weber un diplomático meridional.
En algunos países, sin embargo, el dominio de Berlín puede provocar muchas más reticencias. O incluso reabrir el enfrentamiento con Francia que surgió durante la elección del primer presidente del BCE (el holandés Wim Duisenberg).
La presidencia de un alemán agravaría, además, la imagen del BCE como simple heredero del Bundesbank. Los dos bancos están en Fráncfort. Y el economista jefe del BCE, la persona que prepara el análisis técnico previo a las decisiones sobre tipos, siempre ha sido un teutón. Primero, Otmar Issing. Y ahora, Jurgen Stark. Ninguno de los dos tiene fama de paloma entre los observadores del BCE.
En cualquier caso, para cuando llegue el momento de elegir al sucesor de Trichet, halcones y palomas ya habrán renovado el nido en la actual torre del BCE.
El primero en salir será el griego Lucas Papademos, vicepresidente desde 2002. Tres países aspiran a ocupar su puesto: Portugal (Vítor Constâncio), Luxemburgo (Yves Mersch) y Bélgica (Peter Praet). El proceso de selección se iniciará el próximo mes de enero y el relevo tendrá lugar en mayo.
Los candidatos belga y luxemburgués pueden pagar el éxito de otros compatriotas en la cúpula de la UE (el belga Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo; el luxemburgués Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo).
El descarte despejaría el camino para Constâncio, gobernador del Banco Portugués, de ascendencia política socialista y probable partidario de que el BCE preste atención al crecimiento y la creación de empleo.
Tras la salida de Papademos, se empezará a buscar el relevo de Gertrude Tumpel-Gugerell. La austriaca dejará el cargo en la primavera de 2011. Aunque no hay cuota oficial femenina en el comité ejecutivo del BCE, parece probable que se busque a una mujer. Ahora, se menciona a Eslovaquia o a Finlandia como países que podrían presentar una candidata a Fráncfort.