De la política a la escuela de negocios
Los políticos encuentran en la formación de altos directivos un destino profesional, una vez abandonada la actividad pública
Decía Platón que lo ideal era que gobernaran los sabios. El mundo de la política y de la educación siempre han mantenido una estrecha vinculación. Y en los últimos tiempos mucho más. Las escuelas de negocios, la élite de la formación superior, se están convirtiendo en el destino de los políticos, una vez abandonada su actividad pública. El último en incorporarse a la nómina de un centro de estas características ha sido Javier Solana, que a sus 67 años ha fichado por Esade para presidir el Center for Global Economy and Geopolitcs, un espacio para la reflexión, trabajo académico y debate público para interés de instituciones públicas, multinacionales y fundaciones internacionales. También se dará un baño de masas en las aulas, ya que ejercerá como docente en diferentes cursos de posgrado.
Contratar al Alto Representante de la Política Exterior de la Unión Europea era un reto que se había propuesto Carlos Losada, director general de la escuela. Tres años ha durado el cortejo. "Quería que, una vez que abandonara la política, viniera a Esade, porque es una persona que tiene una visión del mundo completa y global y creía que podía aportar muchas cosas, ya que sabe perfectamente cómo funcionan las reglas del juego a nivel internacional". Losada no se arrepiente de la espera. Ha merecido la pena. "Siempre que le veía, le recordaba la oferta; seguí insistiendo con cariño, merecía la pena", porque el ex secretario de la OTAN es, sin duda, el político español con mayor reconocimiento internacional. Hasta que hace apenas un mes, Solana le recordó a Losada si el ofrecimiento seguía en pie. A partir de ahí, no hubo más que facilidades entre ambas partes. Nada más firmar el acuerdo, el pasado martes, Solana indicó que había optado por esta institución por su "excelencia y rigor en el proyecto de crear un espacio de referencia internacional sobre la evolución de la sociedad global".
Las escuelas de negocios le han ganado la batalla a las universidades y se han convertido en centros de gran influencia y prestigio a nivel internacional. Cabe recordar que tres españolas, IESE, Esade e IE Business School, juegan en la liga de campeones de los centros de formación superior y aparecen entre los primeros puestos en cuanto a prestigio y reputación. Este detalle no deja indiferente a nadie. Y mucho menos a los políticos que, una vez apagado el micrófono de la actividad pública, necesitan seguir teniendo voz. ¿Y qué mejor que seguir disponiendo de un púlpito en los lugares donde ahora se genera el pensamiento económico y empresarial? "Valoramos que tengan discurso, que sepan debatir ideas, y ellos valoran tener a alguien que les escuche", afirma Losada. Precisamente, la capacidad para comunicar de los políticos es una habilidad apreciada por las escuelas. "La mayoría tienen una formación doctoral y vocación académica", dice el rector de IE Universidad, Santiago Íñiguez, quien recuerda el pasado docente de Barack Obama, que fue profesor de Harvard. Como Ángel Gabilondo, que antes de ser ministro de Educación fue rector de la Universidad Autónoma de Madrid. Del IESE ha llegado a la Secretaría de Estado de Economía José Manuel Campa. En esta misma escuela, adscrita a la Universidad de Navarra, imparte formación el que también fuera secretario de Estado de Economía Alfredo Pastor, que ocupa la cátedra de España en la China-Europe International Business School (CEIBS). Anteriormente ha sido decano de la China-Europe Business International Business School. "Entre la educación y la política siempre ha habido una gran conexión, y es una gran salida, muy digna, porque la actividad educativa tiene un gran nivel de impacto social y de prestigio", afirma Íñiguez, y agrega que "en términos de dignidad profesional y de servicio a la sociedad son una buena opción". El problema, en su opinión, es que en España, tal y como sucede en otros países, no está planificada la carrera de los políticos.
Las escuelas de negocios se han convertido en centros de gran prestigio
Recientemente, el ex ministro de Administraciones Públicas Jordi Sevilla se ha incorporado al claustro de profesores de Economía del Instituto de Empresa, donde ejerce como profesor asociado en la asignatura de Entorno Económico y Análisis de Países. De la escena pública también procede José María Fidalgo, de profesión médico, que tras dejar la secretaría general de Comisiones Obreras recibió la oferta del Instituto de Empresa para que siguiera desarrollando su capacidad de negociación al servicio de una nueva unidad de investigación denominada Negocia, del Centro de Negociación y Mediación de la citada escuela. El que fuera secretario de Estado de Economía Guillermo de la Dehesa preside el consejo rector del IE Business School. Ana Palacio, ministra de Asuntos Exteriores durante la gobernanza del PP, es consejera en esta escuela.
A Esade también acuden con frecuencia el ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol y el ex presidente del Gobierno Felipe González, quienes participan en la cátedra de Liderazgo. Asimismo tiene vinculación con esta escuela Josep Piqué, que llevó bajo los dos mandatos de José María Aznar las carteras del Ministerio de Industria, de Asuntos Exteriores y de Ciencia y Tecnología. No es nuevo para Esade fijarse en políticos de relevancia. Hay varios ejemplos: Alfonso Comins, que fue diputado en las listas del PSUC en el Parlamento de Cataluña; Eduardo Punset, que ocupó distintos cargos en política, entre ellos el de consejero de Economía y Finanzas de la Generalitat catalana, así como diputado y ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas, o el ex presidente del Parlament Joan Rigol.
La agenda y los contactos de los políticos son de gran aportación para cualquier institución, y las escuelas de negocios no dudan en ponerlos en valor. "Somos lo más compatible en términos de valores y de conflicto de intereses, además de que remuneran bien y esto se puede sumar a las pensiones que reciben los políticos en su retirada", agrega Santiago Íñiguez, quien señala una gran similitud entre el buen político y el buen empresario: su capacidad para generar networking o, lo que es lo mismo, para extender y mantener una buena red de contactos. "Es fundamental que tengan una buena agenda y sepan manejarse en diferentes entornos", señala Carlos Losada, y resalta la oportunidad que están aprovechando las escuelas para convertirse en centros de debate con proyección social, además de impartir formación e investigar. "Son tres facetas que estamos desarrollando y que las universidades están aprovechando poco".
Cuando un político llega a una escuela de negocios, señala Íñiguez, inmediatamente se le aplica el caché de un catedrático, y el sueldo que recibe suele estar entre los 150.000 y los 300.000 euros brutos anuales. Aunque Losada advierte que en el caso de Solana el factor monetario no ha sido el condicionante de mayor peso, "sin duda, lo que le ha interesado ha sido el proyecto intelectual y la posibilidad de seguir manteniendo contacto con otros países, así como realizar trabajos de investigación".
Por su parte, José Ramón Pin, que fue diputado y concejal de personal del Ayuntamiento de Madrid y ahora dirige el programa de Liderazgo para la Gestión Pública en el IESE y es titular de la cátedra de Gobierno y Liderazgo en la Gestión Pública, cree que los políticos aportan a una escuela de negocios una visión complementaria del mundo de la política al mundo de la economía y de la empresa. "Muchas empresas tienen como gran cliente a las Administraciones públicas, tienen como reguladores a los organismos públicos, y en expansiones internacionales tienen que tener en cuenta el proceso de adaptación cultural. El político tiene experiencia y una sensibilidad especial que un profesor puramente de negocios no tiene tan a flor de piel", dice Pin.
Primer día de clase. Bombardeo de preguntas
El lunes, cuando llegó a las instalaciones de Esade, Solana entró en un aula donde se impartía una clase del MBA. Acompañado por su nuevo jefe, Carlos Losada, comprendió la expectación que genera en las nuevas generaciones de profesionales y ejecutivos. "Conecta muy bien con los jóvenes", dice Losada. Debutó en una clase, donde fue bombardeado a preguntas. Por ejemplo, un alumno israelí le mostró su preocupación ante la posesión de armas nucleares en Irán y le pidió que opinara sobre un posible acercamiento de Israel a Europa. Otro alumno, éste polaco, quería una reflexión sobre la posición de Rusia como suministrador de energía. Un asistente de Dubai estaba decepcionado por la situación que se vive en el emirato con el estallido de la burbuja inmobiliaria. La curiosidad de una alumna china tenía que ver con las relaciones entre su país y EE UU y la posibilidad de una nueva bipolaridad en el nuevo orden mundial. Varios alemanes se interesaron por la política europea. "Sus respuestas convencieron porque tiene una visión del mundo global y un discurso documentado con la experiencia". Solana pasó el examen y recibió los primeros aplausos en su nuevo destino.
La cifra
150.000 euros es el sueldo mínimo que suele cobrar un político en nómina de una escuela de negocios. El máximo, 300.000 euros.