Dreamliner: sin incidencias en el reducido vuelo inaugural
Lluvia y frío. Con ese parte meteorológico, el Dreamliner, ó 787, despegó ayer. Era el vuelo inaugural y duró tres horas, algo menos de lo que estaba previsto debido a que el inclemente tiempo complicó la visibilidad. Con todo, los pilotos dijeron que todo había funcionado a la perfección. Los nervios en Boeing, el fabricante del aparato, y en sus inversores, se calmaron.
El vuelo fue bien pero el viaje hasta la pista ha sido muy complicado y largo puesto que el avión llega con dos años de retraso. La producción se ha retrasado hasta cinco veces en los últimos tres años y de hecho el primer despegue se ha pospuesto seis veces. Problemas de diseño y materiales, con los proveedores, el transporte de piezas grandes desde Italia y Japón, donde estaban sus proveedores y una larga huelga en la planta americana han imposibilitado cumplir los plazos.
La semana que viene habrá otro vuelo para volver a probar el aparato pero se espera que dentro de poco el avión pueda entrar en producción y entregar el primero de los pedidos a All Nippon Airways. Esta aerolínea tenía que haber recibido el avión en mayo de 2008 pero que no lo tendrá en su flota hasta el último trimestre de 2010.
Para Boeing, la mayor compañía exportadora de EE UU, este avión es el camino del futuro. Hecho en su mayor parte con materiales ligeros de composite, el aparato está diseñado para largos recorridos, un pasaje de 250 personas y para ahorrar en el consumo. Estas características lo hicieron muy atractivo para las aerolíneas que han hecho más de 800 pedidos, más que para ningún otro avión antes de ser producido, y aún esperan por ellos.
Ahora Boeing lo tiene que poner en línea de producción este aparato cuyo precio es 160 millones de dólares por unidad. Y lo tiene que hacer rápido, se espera que a un ritmo del siete al mes en 2011, y resolviendo el problema de gestionar a los proveedores que tiene en todo el mundo. Cuanto antes empiecen la producción del que hasta ahora es prototipo antes cobrarán estos proveedores, que debido a los retrasos han puesto a algunos de ellos en complicaciones financieras puesto que han invertido mucho en investigación y desarrollo pero no han podido facturar.
Para pasar del vuelo inaugural a la producción la Administración Federal de Aviación tiene que hacer otros exámenes con el objetivo de dar permiso a Boeing para que pueda transportar pasajeros. En cuanto esa parte esté clara, el 787 dejará de ser un sueño.