Una ley menos mala de lo que parece
Se ha creado tanta confusión con las muchas cosas que se han dicho de la Ley de la Economía Sostenible (LES) que se ha podido formar una idea muy distinta de lo que en realidad se pretende. Y por si fuera poco la Conferencia de Presidentes autonómicos, que se acaba de celebrar, ha podido agravarla porque el Gobierno pretendió presentarla en una reunión convocada para coordinar las políticas anticrisis, aunque las circunstancias aconsejaron no intentarlo.
En la campaña propagandística con que se ha presentado la LES parecía claro que su finalidad era sacar a la economía de la recesión, cambiando la estructura de su modelo productivo. Parecía que para esto se quería imponer por ley los sectores de producción que tendrían que sustituir a la construcción y por eso algunos pensaron que se trataba de reimplantar una planificación indicativa como la de la época franquista. Por otra parte se anunciaba tal variedad de medidas que se llegó a decir que el anteproyecto de la LES parecía un cajón de sastre.
En recientes entrevistas la titular del Ministerio de Economía y Hacienda y su secretario de Estado precisaron algunas ideas que luego quedaron claramente confirmadas cuando se dio a conocer el texto del anteproyecto.
La señora Salgado, precisamente para responder a la pregunta del periodista de si se trataba de un dirigismo estatal o de una planificación respondió: "Nosotros lo que hacemos es crear un marco" para facilitar la actuación de los agentes sociales. De la misma manera el señor Campa cuando le preguntaron si se daría el impulso suficiente que necesita la industria respondió que "la mejor política industrial es crear un marco para que la actividad empresarial de cada sector se desarrolle hasta su mayor potencialidad". Y el artículo 1 del anteproyecto dice "esta ley tiene por objeto introducir en el ordenamiento jurídico las reformas estructurales necesarias para crear condiciones que favorezcan un desarrollo económico sostenible", lo que se explica más ampliamente en la nota de prensa es "un amplio conjunto de cambios normativos destinados a proporcionar un mejor entorno regulatorio a los agentes económicos...". Y es "un conjunto de reformas estructurales que facilitarán que las empresas y los agentes económicos orienten su actividad hacia sectores con potencial de crecimiento a largo plazo...".
No es una ley con orientación cortoplacista para sacar a nuestra economía de la actual recesión sino que equivale a las medidas con que la mayoría de los países desarrollados están preparando el marco adecuado para que cuando sus economías salgan de la crisis se encuentren con un entorno que facilite un crecimiento sostenible a largo plazo. Entendida así nuestra LES, que se ha fijado un horizonte de 10 años, desaparecen todas las objeciones que con razón se suscitaban por el mal entendido de que su finalidad era proponer una nueva estructura productiva que desde ya resolviera nuestros problemas del paro creciente y de la negativa tasa del PIB. Y para realizar ese objetivo del largo plazo respeta fielmente las reglas que establece el modelo comunitario de la economía social de mercado, que al rechazar un Estado intervencionista, le atribuye la insustituible función de establecer el marco adecuado para el ejercicio de una actividad que sea sostenible socialmente porque sus resultados serán beneficiosos para todos los ciudadanos.
Desde esta perspectiva el contenido de la LES resulta plenamente acertado, sin entrar a juzgar la lógica de su estructura y de la sistematización de algunos de sus capítulos y secciones y su excesiva prolijidad en las disposiciones adicionales, transitorias y finales. La oportunidad de esta ley no exime, sin embargo, a los responsables de nuestra política económica de hacer que algunas de las medidas del anteproyecto se puedan aplicar de modo inmediato, como las que se refieren a la rehabilitación de viviendas (capítulo 4 del título III) y a las infraestructuras (sección 2 del capítulo 3 del título III) pero habría que completarlas proponiendo otras medidas, como la reforma laboral, directamente destinadas a hacer frente al desafío más urgente e inmediato de frenar la sangría del paro y recuperar el crecimiento económico, que es lo que en definitiva se ha intentado conseguir en la cumbre autonómica.
Eugenio M. Recio. Profesor honorario de ESADE (URL)