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Cambio de rol

Mujeres sobre ruedas

Aún son pocas, pero cada vez más chicas se atreven a disputarle a los pilotos masculinos la exclusiva de la alta competición de motor.

Mujeres sobre ruedas
Mujeres sobre ruedas

No cumplen con el rol femenino asociado al motor y a la alta competición. Para algunos, estas mujeres son una rareza, una especie de perro verde. Han cambiado la sombrilla por el casco, y eso llama la atención. Ellas, no obstante, hablan de su palmarés deportivo con naturalidad, sin reivindicaciones exageradas por las diferencias de género. En la carta de presentación, remarcan que son uno más en la parrilla de salida.

"Conozco a todos mis compañeros desde que era pequeña y nunca me han discriminado. Para ellos, soy María", dice De Villota. A los 29 años, la madrileña acumula una amplia trayectoria. Ha participado en la Fórmula 1300 y en la Fórmula 3, ha corrido las 24 horas de Daytona, la Copa Maseratti -con Marc Gené como colega de equipo- y el Mundial de Turismos -popular por las siglas WTCC (World Touring Car Championship)-.

Fue en este último donde María de Villota vivió el único capítulo machista de su carrera. Durante un Campeonato de Alemania en el circuito de Oschersleben, un piloto sin opciones de victoria -el alemán Philip Geipel- la estampó a dos vueltas para la meta, frustrando así la posibilidad de hacerse con la segunda plaza. La española quedó finalmente tercera, pero "tuve que morderme la lengua para evitar llegar a las manos", recuerda. Aunque le quita hierro al asunto: "Puede que algunos hombres se vuelvan más competitivos cuando corren contra una chica y sientan que se juegan el orgullo, pero en general no sucede. Son excepciones", zanja.

La pasada temporada, esta colchonera pilotó el monoplaza del Atlético de Madrid en la Superleague Fórmula. Y, por qué no, querría acabar en la Fórmula 1. "Estoy preparada y aparecen ahora equipos nuevos", dice.

Una vez Nicki Lauda la animó: "Tú puedes hacerlo, María. Si demuestras todo tu potencial". Para De Villota, ésa será la tecla que toque la mujer que debute en la categoría reina del automovilismo. Además de tener capacidad para estar entre los 24 mejores pilotos del mundo, "deberá haberlo demostrado".

En los últimos años, en el paddock de la F-1 muchos ojos han apuntado a Danica Patrick como una excelente aspirante a este mérito. La estadounidense que corre la IndyCar Series americana y que en 2008 ganó una de las pruebas del campeonato, ha avivado con su éxito el debate sobre la falta de féminas que midan las fuerzas mano a mano con los hombres.

Pese a todos los tópicos sexistas que rodean el motor, el deporte sobre ruedas es uno de los pocos donde las condiciones de hombres y mujeres pueden resultar equivalentes. La constitución física de las chicas no actúa como un obstáculo determinante. Lo afirman los expertos, como Hermenegildo Baylos, director técnico de la Real Federación Española de Automovilismo: "Es necesario tener unas condiciones mínimas para competir, pero las mujeres las superan con creces". Tal vez echen más horas en el gimnasio para estar al cien por cien, pero no existe una insuficiencia de partida como ocurre en otras modalidades deportivas.

Para explicar por qué las chicas no llegan, Baylos apunta al factor cultural y a la estadística: "Por cada cien pilotos hombres, hay una mujer. Es lógico que estén menos presentes en las máximas categorías".

El número de chavales que empiezan es muy superior porque pocos padres suben a una niña de tres años en una moto o en un kart, como sí hacen con sus hijos varones. Les parece más temerario. No resulta casualidad, entonces, que muchas de las pilotos femeninas que destacan procedan de un ámbito familiar cercano al mundillo del motor.

María de Villota cogió por primera vez un volante a los siete años. Los Reyes Magos trajeron un kart que compartía con su hermano, ambos hijos de Emilio de Villota, el precursor español en la Fórmula 1. El padre no quería que los vástagos siguieran sus pasos, pero la cosa le salió rana. También hija de un piloto es Carmen Jordá, en la que muchos ven a la Danica Patrick española, por lo que tiene de promesa. En 2009, Jordá participó en el European F3 Open y en las Lemans Series.

En el caso de la motociclista Carla Calderer sus progenitores eran simples aficionados. Aunque incluso eso ayudó. Tuvo su primera moto a los cuatro años.

Calderer dice de ella misma que es "una piloto más". Pero no. Es la primera y única chica que competirá en el Campeonato del Mundo de Motociclismo. La fecha prevista para la hazaña es 2011. En esa temporada, la catalana ocupará un puesto en la categoría Moto2 (que vendrá a sustituir la actual de 250 cc). "Me planteé este reto y quizás salga bien, pero requiere muchas horas de entreno", detalla.

Mientras llega el inédito estreno, hace la mudanza del trial -la disciplina en la que desarrollaba su actividad deportiva hasta ahora- a la velocidad. "Debo readaptar mi constitución", reconoce. Además, en 2010, disputará el Campeonato de España de Velocidad (CEV) para ir cogiendo ritmo.

En el compás de espera, Calderer también anda buscando patrocinio para su debut. Y a buen seguro que no le faltará espónsor. Para las marcas, las pilotos son un filón. Su singularidad dentro del grupo incrementa la atracción de los focos mediáticos. "Si se saben mover por los despachos, acceden a patrocinadores impensables para los hombres", asegura Baylos.

"Cuando era pequeña, los niños no querían subir al podio conmigo. Luego, todo cambió", dice Calderer. Con la edad, los pilotos asumen la incorporación de las féminas. El público también va acostumbrándose. "Cada vez somos más", indica De Villota. Falta que las propias mujeres "pierdan el miedo a abrir gas", remata Calderer.

El papel de aquellas que abrieron el camino

Muchas de las jóvenes pilotos que hoy despuntan han asistido a los históricos triunfos de sus predecesoras y han querido reflejarse en ese espejo. En esta categoría está incluida Jutta Kleinschmidt. La alemana cuenta con el orgullo de ser la primera mujer que ganó una etapa del rally París-Dakar, proeza que consiguió en 1997. Por sus características, esta prueba de motor resulta de la máxima exigencia. Pero Kleinschmidt demostró que no es coto privado de los hombres. Al término de 1998, fichó por Mitsubishi, el equipo con el que alcanzó la tercera posición de la clasificación general del París-Dakar en 1999. Finalmente, Kleinschmidt venció en el Dakar en 2001. Otra ilustre del automovilismo es la francesa Michèle Mouton. En su debut en el Campeonato Mundial de Rally (1981) marcó el hito de ser la primera mujer en ganar una prueba de esta competición: el Rally de San Remo. Durante la temporada siguiente añadió tres éxitos más a su extenso currículum deportivo: el Rally de Portugal, el Rally de Brasil y el Rally Acrópolis.

Claves

 

A favor

La irrupción de chicas en la alta competición de motor atrae a patrocinadores que hasta ahora no tenían hueco en un universo masculino. Es el caso de los productos orientados al colectivo de mujeres, como la cosmética o la higiene femenina. Ya existen algunos ejemplos de ello: Carmen Jordá (en la fotografía de la derecha) es chica Tampax. La motociclista Carla Calderer asegura que, con la llegada de las pilotos, estas marcas "ven una puerta de entrada a un mundo nuevo". Asimismo, el favor puede resultar recíproco. Dichas firmas ayudan a impulsar la participación de las corredoras.

En contra

"En todo lo que huele a gasolina, parece que el hombre tiene aptitud y la mujer, no". Con esta frase, María de Villota resume un estereotipo aún vigente para un reducto machista. El jefe de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, ocupa un puesto destacado en ese grupo. En una ocasión, cuando con sólo 23 años Danica Patrick empezaba a llamar la atención por sus primeras hazañas en las 500 millas de Indianápolis, le preguntaron por la estadounidense. La respuesta de Ecclestone le dejó retratado. "Buen trabajo el suyo en Indianápolis, no pensé que lo fuera a hacer tan bien. Tengo la idea de que las mujeres deberían vestir de blanco, como el resto de electrodomésticos". Como Ecclestone, parte de los aficionados se resiste a colocar en igualdad de condiciones a las pilotos. Para evolucionar, María de Villota cree que "el truco es la educación".

Preparación

En el automovilismo, los músculos del tren superior, y sobre todo el cuello, están sometidos a mucha presión en la trazada de curvas con aceleraciones transversales altas. María de Villota admite: "Entreno más que mis compañeros para reforzar el cuello y los brazos".

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