Modelo alemán y conservación de empleo
El desempleo ha aumentado en noviembre como viene siendo habitual en esta época del año, pero menos. A pesar de que es un mal mes para el mercado de trabajo su subida ha sido muy inferior al mismo periodo del pasado año, casi la tercera parte.
Así, en los Servicios Públicos de Empleo, correspondientes a noviembre, el desempleo aumenta (60.593) y se sitúa en 3,8 millones de desempleados. Aunque se ha incrementado el desempleo el 29,4%, en términos interanuales, lo hace a un ritmo mejor, y representa el nivel más bajo desde agosto de 2008.
Según la Seguridad Social, en noviembre, el número de afiliados disminuyó en 61.276 (-0,34%). Con un registro para el conjunto del sistema de 17,8 millones de afiliados ocupados. La variación en términos interanuales se va moderando desde el pasado mes de abril (-6,8%) hasta noviembre (-4,6%).
Por sectores destaca el aumento de afiliación en educación (22.757) y Administración pública (11.165), frente a los descensos en hostelería (-59.368) y construcción (-14.156).
Mientras el Gobierno y la totalidad de los agentes sociales y económicos estudian iniciativas para reducir la destrucción de empleo, son cada vez más los expertos que reclaman el llamado modelo alemán, pero adaptado a las características del tejido productivo español, que permite la opción de trabajar menos horas, cobrar de la empresa por el tiempo real de actividad con la consiguiente merma del sueldo, compensada con dinero público. El dispositivo permite conservar, en momentos de crisis, al personal con el fin de poder retomarlo a tiempo completo cuando llegue la recuperación.
Las empresas, en caso de nuevos reclutamientos, al conservar una mano de obra experimentada, evitarían inversiones adicionales en efectivos y en capital. Tengamos en cuenta que los trabajadores que han estado desempleados durante un plazo prolongado suelen tener dificultades para volver al mercado de trabajo, incluso cuando la situación económica mejora. Además, se pueden evitar también, si se mantiene parte de la plantilla excedentaria un tiempo determinado, los costes monetarios y sociales, de sobra conocidos, que conlleva el paro.
Llegado a este punto hay que preguntarse ¿qué beneficios podemos esperar del llamado modelo alemán? En Europa la utilización intensa de esta medida, que funciona desde hace años, está siendo aplicada por países como, Francia, Suecia, Holanda o Suiza, y en ellos tienen los mismos efectos que en Alemania, ha demostrado ampliamente su eficacia para frenar la destrucción de empleo. De este modo, los ajustes en el mercado laboral se efectúan por la reducción del horario y no por los recortes de plantilla. Durante dichos periodos se aprovechan para aumentar la cualificación y la empleabilidad de los asalariados. Por otra parte, permite ayudar a las empresas financieramente durante periodos de recesión.
Los resultados saltan a la vista. Así, en Francia y Alemania, esta medida, no ha evitado una recesión, pero han tenido una pérdida de empleo menor. En el caso de Alemania el empleo ha disminuido sólo el 0,1% entre el segundo trimestre de 2008 y el segundo trimestre de 2009, mientras que el PIB caía 5,9 puntos en el mismo periodo. Y en Francia, entre abril y junio de 2009, del orden de 320.000 personas (1,2% de la población ocupada) formaban parte de este sistema. Cantidades todas ellas que se han doblado con relación al primer trimestre. Así, las empresas pueden conceder hasta 1.000 horas por asalariado en el plazo de 12 meses. Alemania todavía ha llegado más lejos: la duración de la indemnización puede alcanzar los 24 meses y se calcula que 1,4 millones de personas se benefician de esta fórmula.
Las objeciones habituales a esta medida de mantenimiento del empleo, según determinados expertos, son que sólo encaja en empresas con dificultades transitorias de demanda, y que fomenta el descenso de la productividad. Es decir, si la coyuntura desfavorable no se resuelve pronto esta medida conducirá irremediablemente al despido.
En conclusión, dado que el desempleo es la preocupación primera de los españoles, y la prioridad del Gobierno es reducirlo, todos los esfuerzos se deben dirigir a explorar y poner en funcionamiento medidas que ayuden a paliar el desempleo.
Quizás no pueda aplicarse exactamente a España el modelo alemán, pero no hay duda de que puede ayudar a cambiar la cultura para que el despido sea la última opción. Su aplicación siempre será mucho mejor que el todo o nada.
Vicente Castelló Roselló. Profesor de la Universidad Jaume I de Castellón