Invertir con ética no es menos rentable
Los fondos de inversión socialmente responsables no han cuajado por falta de cultura financiera y por la escasa implicación comercial de bancos y cajas.
Todos somos solidarios, pero parece ser que no con nuestro propio dinero. Y si no, ¿por qué no han cuajado los fondos de inversión socialmente responsables (ISR) entre los inversores privados, después de nueve años de presencia en España, como ha pasado en otros países de Europa? Aunque existen diversos argumentos que pueden explicar el retraso de su éxito, los datos son los datos.
Según han señalado fuentes de la escuela de negocios Esade, el número de inversores de este tipo de alternativas de inversión con criteriosmás éticos no ha dejado de disminuir en los últimos cuatro años. A pesar de que está comprobado que estos fondos gozan de la misma rentabilidad que los convencionales (por cierto, en 2008 en ambos), según ha señalado Daniel Arenas, coordinador de investigación del Instituto de Innovación Social, la realidad puede resultar algo desesperanzadora. Y es que actualmente en España, del total de la inversión depositada en fondos,menos del 1% es absorbida por estos productos, que invierten con criterios de sostenibilidad, derechos humanos, energías renovables, entre otros compromisos sociales, frente al 5% de otros países europeos.
Uno de los argumentos que esgrimen los expertos, entre ellos, Antoni Ballabriga, director de responsabilidad social corporativa de BBVA, que ayudan a explicar la rentabilidad de estos fondos, sobre todo a largo plazo, es que las compañías invertidas, que incluyen criterios, por ejemplo de sostenibilidad, gestionan mejor los riesgos, como puede ser el impacto medioambiental, los riesgos sociales y laborales. Y esta condición le proporciona una mayor estabilidad y rentabilidad a largo plazo.
Pero esto es algo aún desconocido para los inversores particulares. De hecho, la falta de conocimiento y cultura financiera de los inversores particulares españoles, que en los últimos años ha preferido invertir en el ladrillo, y la escasa implicación de las entidades financieras españoles y gestoras de fondos en su distribución, son a juicio de Jaime Silos, director de desarrollo corporativo de la asociación Forética, dos de las causas que han impedido su despegue.
Y es que "el inversor privado compra lo que le vende el banco", señala Silos. Pero, aunque los fondos ISR, no han calado, de momento, entre los particulares, los inversores institucionales españoles si han entrado de lleno en esta nueva forma de emplear el dinero. Un circunstancia que también se ha producido en Europa, donde el 96% de los activos socialmente responsables están en manos de inversores institucionales. Fondos de pensiones, planes de empleo de grandes empresas, bancos, aseguradoras y mutualidades se han configurado como los principales consumidores de este tipo de fondos éticos, en la mayoría de los casos suministrados por gestores internacionales, según aseguran los expertos.
Entidades como BBVA, Bancaja, Telefónica, o La Caixa, entre otras, son algunas de las entidades que han entrado de lleno en este mercado, todavía pequeño, según lo ha calificado Silos. A su juicio, el potente sistema de protección social, que cubre la Seguridad Social en España no ha ayudado a incentivar este capítulo.