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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Repsol: un dardo en el corazón del plan estratégico

Con pan (léase beneficios) los pleitos accionariales resultan más llevaderos. Y viceversa. El refrán bien puede servir para describir la situación interna de Repsol, que amenaza con destapar la verdadera naturaleza del conflicto larvado que mantienen sus dos principales accionistas: Sacyr (con el 20% y sin poderes ejecutivos) y La Caixa, (con un 12% y mando en plaza).

El derrumbe de los resultados de Repsol (más de un 55% hasta septiembre) y el consiguiente ajuste (razonable, según los analistas) del dividendo de 2009 a tan negativa evolución, con un descenso del 19%, que el consejo deberá ratificar el miércoles, han destapado la caja de los truenos. A Sacyr no le sirve de consuelo las justificaciones que ofrece Repsol: que sus cuentas están en línea con el resto del sector petrolero y que, a pesar de todo, su pay out (un 64%) es superior al de muchas de sus competidoras.

Sin poderes en Repsol (algo que le debilita frente a sus bancos acreedores) y sin la retribución adecuada, la constructora que preside Luis del Rivero está removiendo sus viejas reivindicaciones. Como es sabido, Sacyr ha venido sufragando con el dividendo de Repsol los intereses de la deuda bancaria que contrajo para entrar en su capital, más de 5.000 millones. Con sus presiones, la constructora pretende recibir la tajada económica que cree que le corresponde en Repsol y aliviar, así, su apalancamiento, con un ratio de deuda sobre Ebitda del 21,7%. Y lo hace a sabiendas de que la posición de La Caixa en Repsol tiene algunas grietas.

La Caixa apoya a Brufau, pero Sacyr podría ganar alguna batalla

Fuentes de toda solvencia reconocen que la entidad catalana sigue considerando su participación en la petrolera como un activo "vendible a medio plazo". Y así figura en alguno de sus informes financieros, tal como reconocen en la propia empresa. De hecho, en el primer diseño de Criteria, su holding industrial, no se incluía Repsol. Finalmente, se incorporó a la sociedad de cartera por Gas Natural, la filial que algunos consideran su "seguro de vida". Repsol comparte con La Caixa la mayoría del capital de Gas Natural, una compañía con actividades reguladas, más significativas tras la absorción de Fenosa. Los dos socios tienen el 30% y el 34%, respectivamente, y ninguno quiere prescindir de la parte proporcional de los resultados de la gasística. La entidad que preside Isidro Fainé no quiere compartir Gas Natural con cualquier socio, lo que podría suceder si vende su paquete en Repsol.

Los responsables de la caja, que reconocen en privado el desequilibrio de poder que mantienen con Sacyr, se encontrarían en la disyuntiva de apoyar o no al presidente de la petrolera, Antonio Brufau, nombrado por la entidad, y sobre el que Luis del Rivero centra todos sus ataques. Las distintas fuentes consultadas coinciden plenamente en que Fainé "no abandonará a Brufau".

Ello no significa, sin embargo, que Rivero no logre ganar alguna batalla dentro de la guerra que libra no sólo contra Brufau (al que en privado denomina "mi capataz"), sino contra el corazón mismo del plan estratégico de Repsol, comandado por el presidente y su equipo directivo.

Los malos resultados económicos juegan en contra del ambicioso plan de inversiones en exploración (upstream) con el que Brufau quiso resarcirse del baldón que supone la filial argentina, YPF, y de la crisis de las reservas, que se vio obligado a revisar a la baja (el 25%) tras su llegada a la presidencia. Sin embargo, no falta quien considera que las inversiones en upstream le vienen grandes a la petrolera española y no se corresponden con su situación financiera.

El plan estratégico 2008-2012 incluye inversiones anuales superiores a los 500 millones de euros (en lo que va de 2009 se superan ya los 900 millones), que se ha traducido en el hallazgo de importantes yacimientos (17 este año).

Exploración en peligro

Sacyr no quiere reconocer el impulso que dichos descubrimientos han supuesto para una cotización (en 2009 ha subido un 30%) que hace un año languidecía y le obligó incluso a aportar avales adicionales a sus créditos. Su presidente, que critica cualquier mínimo dispendio de la petrolera, pues se hace, según sus propias palabras, "a costa de su bolsillo", sólo aspira a "recortar y trocear" Repsol.

Rivero sostiene que dividiéndola en partes (como YPF, el área de upstream o la de refino y marketing), sería más fácil vender, tanto las empresas resultantes, como su participación.

Dado que las inversiones en exploración, especialmente las que desarrolla en Brasil y el golfo de México, son hoy por hoy un pozo sin fondo y que sus frutos tardarán años en recogerse, todo indica que la división de upstream es la que más peligra en el caso de una solución de enjuague entre accionistas. También la venta total de YPF se considera factible, frente a la colocación parcial que Brufau pretende infructuosamente desde hace dos años.

¿Qué quedaría de Repsol si estos planes se llevaran a cabo? Una compañía más pequeña, pero más rentable, modelo Cepsa, centrada en el mercado del refino y la distribución de carburantes en España.

Ello supondría tirar por la borda un plan estratégico ambicioso (su biblia) que el consejo respaldó cuando la coyuntura era favorable. Ese mismo consejo (controlado por La Caixa) tiene de nuevo la palabra.

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