Válido para una recuperación en V, W, U y L
Semanas atrás, el gerente de Pimco decía llegado el momento de recortar la exposición a activos con riesgo, y si todo seguía subiendo, acelerar la desinversión. Es un mensaje común entre los que focalizan un poco más allá. Además de la Bolsa y sus variantes en estructurados que tanto vuelven a florecer, la posibilidad de un ajuste en el apetito por el riesgo tiene implicaciones sobre los tipos de cambio y de interés. Sin que el consenso signifique otra cosa que el reflejo de un estado temporal de opinión, las circunstancias llevan a pensar que un proceso de reversión del riesgo tendría un impacto alcista sobre el dólar. Más si cabe cuando ha sido objeto del carry trade que tanto ha contribuido a su depreciación.
Más dudas hay sobre lo que ocurrirá con los tipos de interés. Al menos por un tiempo, los bancos centrales van a mantener los tipos de corto plazo en niveles extraordinariamente bajos. Quedaría aventurar lo que ocurrirá con los de largo plazo. Si en verdad estuviésemos en la ruta de salida, un inversor no tendría otra ocupación que cubrir con futuros su inversión en bonos. Aquellos con deuda, habrían de considerar las consecuencias de que la curva de tipos sufra un significativo incremento de su pendiente. Pero incluso si la ruta de salida apareciese cortada, se precisarían más estímulos fiscales, y en este caso, cabe pensar que los inversores exigiesen más rentabilidad.
Podríamos concluir que sí o sí, los tipos de interés de largo plazo van a subir. Es una conclusión que podrían compartir tanto los partidarios de la V, como de otras variantes, ya sea del tipo U, W o L. La habilidad del gestor está en encontrar la adecuada estrategia de cobertura. El reto a batir, superar la pendiente.
José Manuel Pazos. Socio director de Omega IGF