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Análisis

La medicina de Keynes alivia el dolor de la recesión

La inyección de gasto público durante los últimos trimestres, tanto la destinada a renta directa de los hogares como la aplicada a proyectos de inversión pública, ha aliviado las cifras de actividad de la economía española en el tercer trimestre del año.

El PIB desciende un 4% en el año, unas décimas menos que en el segundo trimestre, según el informe detallado del comportamiento de la economía ofrecido por Estadística, y la tasa intertrimestral limita el descenso a tres décimas, frente a nueve del segundo trimestre. Las inyecciones keynesianas de renta han aliviado la marcha contractiva del consumo de los hogares (ya cae un 5%, en vez del 6%), así como el gasto en inversión en construcción no residencial, que registra tasas positivas, aunque muy modestas.

Los fondos activados por el Gobierno para obras municipales han generado que la obra en infraestructura municipal y la obra en infraestructura ferroviaria avancen un 1,5%, mientras que la inversión residencial desciende un 25,5%, prácticamente a tasa similar a la del trimestre precedente. La mejora en la formación bruta de capital agregada es muy ligera (cae un 16,2%, frente a un 17,2% de hace unos meses), con un comportamiento muy pesimista aún de los bienes de equipo, cuya inversión desciende a un ritmo anual del 25% todavía, y donde el gasto en maquinaria se acerca al 30%.

Pero un desagregado más detallado de la inversión revela que parte del ajuste se está desplazando a otros bienes de inversión, que acumulan ya seis trimestres consecutivos de descenso y a tasas aún crecientes. Sólo el comportamiento del sector exterior da una alegría más consistente, en línea con el que tiene el comercio mundial en los últimos meses: el descenso de las ventas es de un 11%, mientras que el de las compras es de un 17%, como consecuencia de que la demanda interna está más penalizada que en otros países. Desde el punto de vista de la oferta, prácticamente no hay cambios en el perfil contractivo de las variables, y únicamente la producción de bienes de consumo no de mercado (sanidad, educación, servicios públicos administrativos) mantienen ligeros avances, amparados en la seguridad del gasto público.

Un apunte sobre el desempeño de los costes. La remuneración agregada de los asalariados desciende un 3,4%, como consecuencia de la pérdida de empleo en tasa superior al 7% todavía, mientras que los salarios siguen creciendo. De hecho, en el último año la destrucción de empleo a tiempo completo ha sido de 1,36 millones de puestos de trabajo. Así, los costes laborales unitarios (lo que cuesta en la factura laboral producir una unidad adicional) suben un 0,4%, mientras que el deflactor del PIB sigue siendo negativo (0,4%). Por tanto, en condiciones normales, los costes siguen deteriorando la posición competitiva de la economía española. La productividad aparente del factor trabajo avanza un 3,4%: menos producción con mucho menos empleo.

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