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Estados Unidos

El control de salarios por Washington abre brechas en Wall Street

La mano de Ken Feinberg, el hombre designado por el Gobierno para establecer las compensaciones en la cúpula de empresas intervenidas, está abriendo la caja de Pandora. Apenas unas semanas después de que estableciera severos recortes entre los primeros ejecutivos de entidades como Bank of America, Citigroup y AIG, el sector financiero está probando ser muy reacio a admitir que el Gobierno, como accionista, ejerce control. De hecho, el relativamente nuevo consejero delegado de AIG, Robert Benmosche, ha amenazado con dejar su puesto debido a la supervisión de la Administración y las restricciones salariales.

Así lo reveló el miércoles The Wall Street Journal que explicó que Benmosche, un hombre de fuerte temperamento, está reconsiderando la idea después de comunicarla al consejo. AIG ha precisado de 180.000 millones de dólares (unos 120.300 millones de euros) de ayudas públicas y el Estado mantiene un 80% de su accionariado.

AIG y Feinberg se reunieron la pasada semana para discutir las dificultades que están teniendo para mantener o reclutar personas competente por las restricciones salariales.

Eso y la supervisión desde Washington es algo que también está poniendo en dificultades al equipo que está buscando un sustituto para Ken Lewis al frente de la dirección de otra entidad en deuda con el Estado, Bank of America.

Las quejas de AIG no son difíciles de oír en otras firmas también intervenidas donde aseguran que, debido a su complicada situación, necesitarían contratar a los mejores pero que no pueden puesto que se les impide poner en el contrato las cifras que se están demandando en un mercado en el que otros bancos preparan bonus récord, las empresas de capital riesgo se siguen mostrando generosas y hay menos supervisión de un Gobierno al que siempre se le quiere lejos en Wall Street.

Carácter fuerte

Benmosche sustituyó a Ed Liddy en AIG en agosto y su sueldo de 10,5 millones (tres de ellos en cash) es el más elevado de los que ha reducido Feinberg. Además de chocar con el Gobierno, este ejecutivo, de carácter fuerte, ha arremetido contra el fiscal de Nueva York.

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