Nada como un buen depósito
Se ha hablado bastante sobre la década perdida de la Bolsa. Esa que ahora termina, y que comenzó en 2000, en el pico de la burbuja puntocom. Muchos índices de Bolsa cotizan hoy en día a los mismos niveles que hace 10 años, lo que pone en cuarentena la máxima sobre la rentabilidad de la Bolsa a largo plazo, para dar más visibilidad a la idea de que lo que hay que hacer es coger las tendencias de medio plazo, como la ola del surfista.
Existen instrumentos financieros para dar y tomar, para llevar a cabo cientos de estrategias, más o menos conservadoras, con cobertura o sin ella, direccionales o no. Hay fondos de inversión, futuros, derivados, CFD, ETF; y con todos ellos se puede invertir en cualquier activo y en cualquier lugar del mundo.
Y, sin embargo, el inversor español ha aprovechado estas ventajas poco o nada. Porque si no, no se explica que la inversión en depósitos sobre la totalidad de activos financieros sea a día de hoy prácticamente la misma que hace 15 años. Así lo refleja el Informe sobre el Ahorro Financiero de las Familias Españolas que publicó ayer Inverco, la asociación de fondos. Según sus datos y los del Banco de España, los depósitos representaban a cierre de junio el 48,9% del ahorro financiero de las familias españolas. Es decir, casi uno de cada dos euros está invertido en activos sin riesgo, si no tenemos en cuenta el patrimonio inmobiliario. Pero es que hace 15 años, al cierre de 1995, el porcentaje era prácticamente el mismo, del 50,1%.
Que el español es conservador lo ponen negro sobre blanco estas cifras. Pero no hay que olvidar que España es uno de los países más bancarizados del mundo y que las decisiones de ahorro suelen estar dirigidas por las oficinas de las entidades. Por campañas de producto en las que hay que vender lo que toque. Y claro, si uno quiere evitar disgustos y reclamaciones, nada como un buen depósito, que además fortalece el balance y, si acaso, un garantizado.