Una década en blanco para el Ibex
Lo bueno de las crisis es que cuestionan principios sólida y generalmente aceptados, y eso sirve para acercarse a la verdad de las cosas. Por ejemplo, la idea de que los pisos no bajan de precio -basada en alguna particular característica de los ladrillos, tan intrincada que no se puede explicar- estaba grabada a fuego en la ciudadanía patria, por más que la crisis inmobiliaria anterior tampoco quedaba tan lejos. Y los precios de los pisos bajan.
Otro de dichos principios es aquel, famoso, de que la Bolsa a largo plazo siempre gana. Y pasa lo mismo que con los pisos. A largo plazo siempre se gana, siempre y cuando no se compre en el pico de la burbuja o no se venda en el valle.
10 años se puede considerar un plazo razonablemente largo, toda vez que el mundo financiero ha pasado del Apocalipsis al Paraíso en apenas 12 meses. Y en un plazo de 10 años el balance de alguien que comprase una cesta de 10.000 euros vinculada al Ibex es casi nulo. El índice empezó noviembre en el entorno de los 10.500 puntos, y 1999 se cerró en los 11.641 puntos. Es decir, el Ibex aún debería de aquí a fin de año para ofrecer algo de rendimiento en esta década. Eso, después de un carrerón alcista del 67,5% en poco más de medio año y sin contar con los beneficios estadísticos de la composición del Ibex. Sería interesante comprobar dónde estaría el Ibex si siguiesen pesando Terra, Telepizza o Picking Pack.
Peor aún es la lectura para otros índices de referencia. El S&P 500 está casi un 30% por debajo del nivel de noviembre de 1999, y debería subir el 41% para acabar 2009 donde empezó 2000. Situación similar se da en el Euro Stoxx 50.
Ahora que está de moda hablar de la década perdida de la economía japonesa, posterior a su crac de 1990, no está de más recordar que el pequeño inversor que creyó aquello de ganar siempre ya ha sufrido su década perdida. nrodrigo@cincodias.es