CIT se enfrenta a una reorganización vital para un sector con 90 millones empleados
La financiera estadounidense CIT, que se ha declarado en quiebra, se enfrenta desde hoy a un plan de reorganización cuyo éxito es vital para un sector de la economía estadounidense que representa a más de 90 millones de empleados.
Su caso está en manos del juez Allan Gropper, aunque inicialmente se adjudicó a otro magistrado, Robert Gerber, especializado en bancarrotas y que hace unos meses ya tuvo que dirimir en la muy compleja del gigante automovilístico General Motors, cuando se declaró en quiebra.
CIT, una institución financiera con más de un siglo de historia y que está especializada en créditos a estudiantes y pequeñas empresas, decidió el domingo acogerse al capítulo 11 de la ley de bancarrota estadounidense, incapaz de afrontar una situación que se había deteriorado en los últimos meses.
Su decisión de someterse a esa ley la ha convertido en la quinta mayor empresa que entra en quiebra en la historia de Estados Unidos, por detrás de Lehman Brothers, Washington Mutual, WorldCom y General Motors.
La financiera prevé un plan para resurgir como una nueva empresa a finales de año y para ello cuenta con el apoyo de sus acreedores.
"La decisión de proceder con el plan de reorganización permitirá a CIT seguir proporcionando fondos para las pequeñas empresas y los consumidores, dos sectores de importancia vital para la economía de Estados Unidos", indicó el presidente y director ejecutivo de la firma, Jeffrey Peek, en una declaración escrita.
Esta firma, que tiene su base en Nueva York y que con esta decisión ha buscado recortar su deuda en 10.000 millones de dólares, cuenta con unos activos de 71.000 millones de dólares y otros 64.900 millones en pasivos, según datos de la empresa a fecha 30 de junio.
En su plan de reorganización la firma prevé también reducir sus necesidades de liquidez en los próximos tres años, además de reforzar su capital y volver cuanto antes a los beneficios.
Peek aseguró que la quiebra afecta únicamente a la compañía tenedora, mientras que sus subsidiarias, incluyendo el banco Utah, siguen operando hoy con normalidad.
El objetivo de la financiera es seguir proporcionando capital a las pequeñas y medianas empresas estadounidenses, igual que a los consumidores de los mercados intermedios.
"Estos dos sectores desempeñan un papel vital en la economía estadounidense y en su totalidad representan a más de 90 millones de empleados" en este país, subrayó la misma firma, que es el principal proveedor de créditos para el comercio al por menor, pero también para los pequeños negocios en manos de mujeres, minorías y veteranos de las guerras de EEUU.
CIT señaló que hay un millón de consumidores que dependen de la firma para cubrir sus necesidades de financiación y que sus negocios sigan funcionando.
El 6% de los créditos de las pequeñas empresas estadounidenses a principios de año procedían del CIT, según datos de la Asociación Nacional de Pequeños Negocios (NSBA, por su sigla en inglés) que ya en julio pasado, alarmada por su deteriorada situación, pidió al departamento del Tesoro que la asistiera para evitar la quiebra.
El pasado viernes y en un intento de suavizar la salida de una bancarrota que era esperada en el sector, CIT llegó a un acuerdo con el financiero Carl Icahn, por el que su firma de gestión de fondos de alto riesgo Icahn Capital, le proporcionará una línea de crédito de 1.000 millones de dólares.
Además, CIT comunicó también a la Comisión del Mercado de Valores (SEC, por su sigla en inglés) de EEUU que había llegado a un acuerdo con Goldman Sachs para cambiar los términos de un acuerdo entre ambos para reducir a 2.125 millones de dólares, el préstamo de 3.000 millones que el banco le había concedido en junio pasado.
En 2008 para salvarla de la crisis que sufría por su excesiva exposición a préstamos hipotecarios y para estudiantes con un alto perfil de riesgo, el Gobierno de EEUU invirtió 2.330 millones de dólares como parte del Programa de Alivio de Activos Depreciados (TARP, por sus siglas en inglés).
Esta declaración de quiebra marca la primera pérdida del programa de rescate puesto en marcha por el Gobierno de EEUU desde que comenzó la crisis financiera y al que destinó unos 400.000 millones de dólares para rescatar a empresas con problemas.
Las acciones de CIT se negociaban hoy en torno a los 26 centavos de dólar pasada la media sesión en la Bolsa de Nueva York, después de que se reanudara su cotización, suspendida antes de la apertura para dar tiempo al mercado a digerir la noticia de la suspensión de pagos.
Ese precio era un 63% inferior al de cierre del viernes, cuando los títulos de la entidad costaban 72 centavos, y un 95% inferior a los 4,5 dólares a los que comenzó el año, y muy lejos de los 60 que llegaron a valer hace dos años.