Las grandes constructoras buscan el veto en Europa a sus rivales chinas
La creciente competencia de las constructoras chinas en la Europa emergente, especialmente en Polonia, ha abierto un conflicto empresarial de imprevisibles consecuencias. Las patronales que engloban a las mayores referencias del sector en este continente, FIEC y EIC, buscan que la CE vete a firmas estatales asiáticas que pujan por las obras públicas muy por debajo de los presupuestos de licitación. Los costes salariales o el respaldo de sus Gobiernos son algunas de sus ventajas.
Ni la crisis económica ni la sequía de crédito. La amenaza que tiene atemorizados a los gigantes de la construcción europea viene de China y se materializa en forma de ofertas incontestables en los contratos de infraestructuras allí donde se ponen en juego fondos estructurales. "De la crisis saldremos, pero las empresas chinas vienen para quedarse y laUnión Europea debería marcar unas normas del juego para evitar la competencia desleal", explica un alto directivo de una constructora española.
Según documentación que maneja CincoDías, dos patronales internacionales, FIEC y EIC, han remitido una dura carta a los presidentes de la Comisión Europea, el Parlamento y el Banco Europeo de Inversión (BEI), en la que urgen un blindaje contra la entrada de empresas de capital estatal en el entorno de la obra publica en la UE.
La misiva está fechada el pasado 22 de octubre y viene a colación de lo sucedido en el concurso para la construcción de la autopista polaca A2, que enlazará Lodz con Varsovia a lo largo de 90 kilómetros y en el que participaban firmas españolas como Ferrovial y Acciona. Y es que un consorcio chino liderado por la estatal Covec fue el gran triunfador al hacerse con buena parte de las adjudicaciones.
Las patronales recuerdan a los citados estamentos que se trata de una lucha entre capital privado y público en desigualdad de condiciones; dejan caer que podrían establecerse medidas antidumping; se recuerda que China pone numerosas condiciones a la participación de empresas europeas allí; se preguntan si la importación demano de obra choca con la política europea de inmigración, o se acusa veladamente a Polonia de entregar una obra a sabiendas de que no será ejecutada como dicta el pliego.
Bajas temerarias
El contrato en cuestión, respaldado por fondos del BEI, fue fragmentado en cinco lotes y dos de ellos fueron a parar a un grupo de empresas liderado por la entidad estatal china Covec. Sus ofertas estuvieron hasta un 58% por debajo del presupuesto base de licitación, lo que ha motivado reclamaciones y acusaciones de competencia desleal.
La reacción del Gobierno polaco fue pedir al frente chino que justificara su oferta y, a la vista de que le entregó los dos contratos el 28 de septiembre, las respuestas debieron ser satisfactorias.
Entre los argumentos de Covec figura la disposición de 100 millones para comprar de forma inmediata los materiales y la maquinaria que precise la obra, eliminando el riesgo de una posible fluctuación en los precios. En segundo lugar dijo que no precisaban la financiación bancaria europea. Otro punto a favor era la posibilidad de traer técnicos y trabajadores chinos rebajando el coste salarial. La firma también habla de experiencia en grandes proyectos en China y, por último, aduce que fue precalificada sin que nadie se opusiera a ello.
Las patronales estiman que si las instituciones no frenan estas prácticas se pondrá en riesgo a la industria privada.
Ponerse la venda antes de la herida
Los grandes de la construcción le han visto las orejas al lobo y no han esperado a tomar precauciones. "Un grupo de constructoras de terceros países ha tenido acceso al mercado de contratación pública de la UE en condiciones que son objetivamente inaccesibles o están prohibidas para las constructoras europeas", citan FIEC y EIC en su carta a Durao Barroso.Su objetivo es presionar para que se sienten las bases de una competencia justa entre empresas: "El futuro de la industria europea de la construcción se ve comprometido si las prácticas discrimatorias hacia sus compañías no se previenen y se convierten en algo común", señala el texto.La European International Contractors (EIC) representa a entidades de 16 países en sus actividades fuera de la UE. Entre sus socios figuran desde los gigantes españoles (FCC, Acciona, ACS, Ferrovial, Comsa, San José OHL o Sacyr, entre otras) hasta las mayores referencias alemanas, francesas o británicas.The European Construction Industry Federation (FIEC) agrupa a 33 patronales del sector -la española Seopan entre ellas- procedentes de 28 países.El problema que se comienza a denunciar en Europa ya tuvo una primera parte el pasado verano en África. FCC e Isolux perdieron un contrato ferroviario en Argelia ante la china CRG, pero recurrieron al entender que su rival no había demostrado experiencia.