Sin empleo no hay fin de la recesión
La caída de la economía española se ha empezado a suavizar en el tercer trimestre. El Banco de España, que suele ajustarse milimétricamente a los datos oficiales, ha certificado que entre julio y septiembre el PIB se contrajo un 0,4%, frente al 1,1% del trimestre anterior. Es muy probable que, si no lo ha hecho ya, España finalice en tasas de crecimiento positivas el cuarto del año y así, como ya han hecho las grandes economías occidentales, abandone la recesión en términos técnicos.
Tras año y medio perdiendo fuerza, la vuelta al crecimiento es una noticia que estimulará la confianza de los agentes económicos. Pero la evidencia de que esta salida se produce gracias a las muletas de potentes estímulos presupuestarios y financieros no hace sino poner en cuarentena la recuperación en 2010.
Si hay dos sectores con terminales suficientes para examinar con máxima fiabilidad la realidad económica española, esos son la banca comercial y la distribución. Ambos han coincidido en los últimos días en poner en cuarentena el hecho de que la recuperación se vaya a producir en 2010. Si, además, el consejero delegado de una multinacional como Banco Santander considera que la evolución del mercado español es "la mayor amenaza" para su negocio, se añaden tintes más preocupantes a la situación.
La respiración asistida ha cumplido su papel. Pero volver a registrar cifras positivas en el crecimiento no significa salir de la crisis. Esta sencilla afirmación, que suscribe el secretario de Estado de Economía, tiene un colofón: el fin de la recesión sólo será real cuando la economía recupere suficiente vigor como para crear empleo de nuevo. Los especialistas consultados discrepan a la hora de fechar el final del periodo recesivo. Algunos aseguran que la economía española ya ha entrado en ese momento, pero los menos optimistas se inclinan por el segundo trimestre del próximo año. Sin embargo, la unanimidad es absoluta en retrasar hasta 2011 la vuelta a la creación de empleo.
A pesar del ansiado cambio de modelo productivo que propugnan las autoridades y exige el sentido común, si hay una variable imprescindible para la recuperación del empleo es el comportamiento del mercado inmobiliario. El fin del stock de viviendas a la espera de comprador es clave para que el mercado laboral se recupere, impulsado por la construcción, un yacimiento de puestos del trabajo del que la economía española no puede prescindir. Los promotores inmobiliarios coinciden en que será en 2011 cuando las ventas reactivarán la edificación residencial, aunque sitúan en 2015 el final de la crisis. La estrategia de tipos que siga el BCE, la evolución de los precios de la vivienda, los incentivos de la política económica y la coyuntura exterior serán determinantes en este proceso, que se antoja imprescindible para la salida de este largo periodo recesivo.