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Tribuna
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El éxito en la refinanciación de la deuda

Muchas empresas tienen hoy un nivel de endeudamiento muy elevado, y con un peso excesivo de la deuda a corto plazo. Este alto endeudamiento coincide con una crisis económica que hace que sus ingresos y resultados sean inferiores a los de años anteriores y con una crisis financiera que ha traído problemas de liquidez y un endurecimiento en el análisis del riesgo por parte de las entidades financieras.

En la circunstancia descrita bastantes empresas son incapaces de hacer frente a sus obligaciones de pago y aparece así el riesgo del concurso. Frente a este riesgo, la refinanciación surge como la herramienta necesaria para evitarlo en beneficio de todas las partes afectadas.

El objetivo fundamental de la refinanciación es el de reducir -en lo estrictamente necesario- las salidas de caja destinadas al servicio de la deuda financiera hasta que la actividad empresarial comience a recuperarse. Ello implica solicitar carencias en el vencimiento de las amortizaciones del principal e incluso pudiera ser necesario también en el pago de intereses. En algunas ocasiones es necesario también obtener de las entidades financieras liquidez adicional para lo que reste de la travesía del desierto.

Para que la refinanciación reciba el necesario apoyo de las entidades financieras es requisito fundamental que el negocio de la empresa sea viable a largo plazo, acometiendo si fuera necesario una reestructuración operativa. El plan de viabilidad del negocio debe ser resultado de un análisis riguroso y la elaboración de las proyecciones financieras debe ser compartida con total transparencia con las entidades financieras. Dada la premura de tiempo que la legislación concursal pone a los procesos de refinanciación, cuanto antes se inicien mayor será la probabilidad de éxito y mejor debería ser el acuerdo final con las entidades financieras.

El proceso de refinanciación puede durar de 3 a 6 meses y requiere una dedicación intensiva. A partir del plan de viabilidad, se diseña la propuesta de refinanciación y se inician los contactos con las entidades financieras solicitando su apoyo y atendiendo sus peticiones de información. Las entidades financieras, en contrapartida al esfuerzo que se les solicita, exigen también esfuerzos a los accionistas: aumento del capital, aportación de garantías, reestructuración operativa, etc.

Con posterioridad al cierre de la refinanciación, los accionistas no deberían dejar de solucionar el problema estructural que representa el alto endeudamiento, dando entrada a un inversor financiero, acudiendo al Mercado Alternativo Bursátil, etcétera. Para que este proceso de capitalización tenga éxito es fundamental, por un lado, que por parte de los empresarios se haga un ejercicio de realismo a la hora de estimar el valor de sus compañías, y por otro lado, que por parte de los inversores financieros se asuma que las tasas de rentabilidad exigidas a sus inversiones no pueden ser las que aplicaban en épocas recientes en las que abundaba el crédito bancario para la financiación de sus adquisiciones.

Elías Rodríguez-Viña. Socio de Confivendis

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