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Tribuna
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La futura norma sobre valor razonable

El 28 de septiembre finalizó el plazo para recibir comentarios sobre el borrador de la futura norma sobre valor razonable que emitirá el IASB (International Accounting Standards Board), organismo internacional emisor de normas contables. El 2 de noviembre tendrá lugar una mesa redonda sobre la futura norma en Norwalk, el 27 de noviembre en Tokio y el 11 de diciembre en Londres.

Esta futura norma es necesaria debido a que la guía sobre valor razonable existente en la actualidad es incompleta y se encuentra dispersa en varias normas internacionales y no siempre es consistente. Dada esta situación, el IASB ha creído oportuno elaborar una norma propia sobre valor razonable con el objeto de crear una única guía para todas las normas internacionales, reduciendo así la complejidad de su aplicación y aumentando la consistencia entre las diferentes normas. No obstante, hay que dejar claro que esta norma constituye una profundización de lo existente actualmente y no constituye un cambio en la concepción del valor razonable.

Los aspectos de mayor trascendencia se podrían resumir en tres. El primero hace referencia al concepto de mercado más ventajoso para la empresa (most advantageous market); el segundo, al concepto del más elevado y mejor uso del activo (highest and best use) y el tercero, a la jerarquía establecida para categorizar el valor razonable en tres niveles dependiendo de los datos utilizados para su cálculo.

En este artículo, dada su importancia, nos centraremos en el segundo, el concepto de más elevado y mejor uso del activo. æpermil;ste es meramente valorativo y no se aplica a los activos financieros, se trata de valorar el activo teniendo en cuenta el uso del mismo que harían los agentes económicos que participan en el mercado tal que maximizara el valor del activo o del grupo de activos y pasivos que conforman el negocio. Para su cálculo se ha de tener en cuenta que ese uso que maximiza el valor del activo o negocio ha de ser físicamente posible, estar legalmente permitido y ser financieramente factible produciendo una rentabilidad que los participantes del mercado requerirían para ese uso del activo. La valoración teniendo en cuenta el más elevado y mejor uso del activo, al contrario que el concepto de mercado más ventajoso, se determina desde la perspectiva de los participantes del mercado, incluso si la empresa no le da ese uso al activo. Por ejemplo, si una empresa adquiere un negocio con el objeto de reducir la competencia en el mercado y no utiliza en su proceso de producción algún activo adquirido, éste se valorará por su más elevado y mejor uso independientemente de que la empresa no lo utilice.

Imaginemos que un banco tiene una oficina cuya rentabilidad está por debajo de la media de sus oficinas siendo su valor con el uso actual de 100, pero si la alquilara su valor sería de 125. Pues valorar por el más elevado y mejor uso es valorar esa oficina por 125. En los estados financieros se revelará que el valor razonable tiene dos componentes, el valor del activo con su actual uso, 100, y la cantidad por la que el valor razonable difiere del valor con su uso actual, 25.

Otro ejemplo podría ser el caso de un edificio que pertenece a una determinada empresa, si su valor con el uso actual es 200 y su valor si se derribara y se realizara una promoción de viviendas fuera de 275, su valor razonable sería de 275. En este caso, dado que el valor incremental se relaciona con la posibilidad de utilizar ese terreno en su más elevado y mejor uso derribando el edificio y construyendo viviendas, el valor incremental de 75 se atribuiría íntegramente al terreno y el valor con el uso actual se distribuiría entre el terreno y el edificio.

Este concepto puede ser útil porque proporcionará una mayor y mejor información, pues el valor incremental constituye un coste de oportunidad y éste suministra una información muy útil para valorar a la dirección de la empresa. Con esta información el usuario de la información sabrá cuál es el nivel de inversión real, a valor razonable, que está soportando el negocio y las decisiones económicas estarán basadas en una información de mayor calidad pues se dispone de información del nivel de riqueza que se genera con el uso actual del activo y el coste de oportunidad soportado, si existe, por no invertir en otro proyecto de inversión.

Germán López Espinosa. Profesor de la Universidad de Navarra

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