Fallece Bruce Wasserstein, consejero delegado de Lazard
Bruce Wasserstein, consejero delegado del banco de inversión Lazard y un hombre indisolublemente ligado al mundo de las fusiones y adquisiciones de las últimas tres décadas, murió ayer a los 61 años de edad. Wasserstein había sido ingresado el pasado día 11 en un hospital aquejado, oficialmente, de una arritmia.
El banco, en el que Rodrigo Rato trabaja desde principios de 2008, nombró inmediatamente como sucesor interino a su vicepresidente, Steven J. Golub, quien ha estado en el banco desde 1984.
Sin Wasserstein, Wall Street pierde a uno de los grandes banqueros de inversión de los últimos años, una figura cuyo nombre no se deja de repetir en las crónicas que detallan los movimientos financieros y empresariales de los últimos tiempos.
Abogado de profesión, Wasserstein era el hijo de un emigrante judío polaco que empezó con un humilde negocio y terminó amasando una cierta fortuna gracias a las inversiones en Bolsa y propiedades inmobiliarias. Un capital familiar que le permitió estudiar derecho en Harvard después de desestimar el oficio de periodista. Tras trabajar en uno de los mayores bufetes de Wall Street, Wasserstein pasó a First Bonston donde trabajó con Joe Perella quien luego sería su socio en una firma que fue conocida como "Wasserella".
Su carácter agresivo y abrasivo impidió la continuidad de Perella en la firma que luego terminó vendiendo a Dresdner Bank por 1.560 millones, algo que le convirtió en uno de los miembros de las listas de multimillonarios de Forbes. En 2001 David Weill, el presidente de Lazard Freres le propuso para la dirección de la venerable boutique privada de banca y cuatro años más tarde sacó la firma a Bolsa. Para entonces Wasserstein había cimentado su reputación como un mago de las fusiones y adquisiciones. Participó en la controvertida compra de Nabisco por parte de KKR, la de Kraft por parte de Philip Morris y la fusión de Time y Warner Brothers. Actualmente estaba asesorando la oferta de compra de Cadbury hecha por Kraft.
Casado por cuarta vez, este mismo año, Wasserstein era padre de cinco hijos y tutor de una sobrina, hija de su fallecida hermana Wendy Wasserstein, ganadora de un premio Pulitzer. Su muerte también deja sin alma mater a la revista Nueva York, una publicación que compró en 2003 por 55 millones y que ayer en su obituario señalaba que Wasserstein siempre había tenido mucho interés por la marcha de la revista y la apuesta por las nuevas plataformas digitales. "Se le echará de menos", finalizaba la revista.