La intervención de DSB en Holanda resucita la preocupación bancaria
El Banco Central de Holanda decidió ayer intervenir DSB. Durante el fin de semana trató sin éxito de repartir esta entidad mediana entre ING, Rabobank ABN Amro, Fortis y SNS. El Gobierno atribuye la paralización de DSB a su mala gestión y desliga la medida de la crisis financiera.
Un escalofrío recorrió ayer a los banqueros europeos. Cuando parecía que el sector financiero del continente se había estabilizado tras meses de sustos e incertidumbre, la intervención de DSB por parte del Banco Central de Holanda volvió a alimentar las preocupaciones en los despachos de alfombra y parqué.
DSB es una entidad mediana de los Países Bajos, si bien también desarrolla actividad en Bélgica, Alemania y Eslovenia. El grupo ofrece hipotecas, financiación al consumo y productos de ahorro a clientes minoristas. Gestiona activos por unos 8.000 millones de euros. En Holanda opera bajo varias enseñas como Frisia Financieringen, Lenen.nl, Postkrediet y Becam.
El Banco Central de Holanda señalaba ayer en un comunicado que ha decidido imponer dos administradores a la entidad y aplicar "la regulación de emergencia por una importante salida de fondos que ponía en cuestión la existencia de DSB a corto plazo. Es más, la solvencia de DSB está sometida a fuertes tensiones".
Antes de llegar a este punto, el supervisor y el Ministerio de Economía trataron de situar DSB bajo la custodia de un consorcio de cinco bancos: Rabobank, ABN Amro, ING, Fortis y SNS. Las negociaciones llevadas a cabo a lo largo del fin de semana no fructificaron por el temor de estos grupos a posibles acciones legales interpuestas por clientes de DSB y a las pérdidas que podía generar su cartera de préstamos. La entidad de Wognum había despertado suspicacias entre los supervisores por su laxa política crediticia. Pero la avalancha de problemas se desató este mes, cuando una asociación de consumidores aconsejó por televisión retirar el dinero del banco. æpermil;sto provocó una fuga de depósitos.
Wouter Bos, ministro de Finanzas, señaló ayer que "los problemas de DSB no son fruto de la crisis crediticia. Sólo se trata de un pequeño banco que entró en problemas por sus propias decisiones, la pérdida de clientes, una comunicación poco clara y la incertidumbre que todo esto generó".
Un varapalo para el Gobierno
Aun así, la caída del grupo supone un varapalo para Holanda. El Estado ha auxiliado bien a través de inyecciones de capital o con líneas de liquidez a todos los grandes bancos del país, salvo Rabobank.
DSB pertenece a Dirk Scheringa, un ex policía que también posee el club de fútbol AZ Alkmaar. Scheringa considera que los problemas de su banco se deben a que el Gobierno insinuó que "estaba quebrado". DSB tiene unos 400.000 clientes.
Los gigantes financieros holandeses marcan distancias
La gran banca holandesa se apresuró a ponerse ayer a marcar las distancias con DSB. Los clientes del banco intervenido tienen garantizados según la ley neerlandesa hasta 100.000 euros atesorados en cuentas y depósitos. El banco responderá a estos deberes con sus bienes en primer término, pero si estos fueran insuficientes habría que recurrir al fondo de garantía de depósitos (FGD). Y esta bolsa común es nutrida por todo el sectorING señaló que su "exposición directa a DSB es insignificante". El grupo añadió que "aún es pronto para conocer el impacto indirecto" a través del FGD. ABN Amro señaló por su parte que está en condiciones de realizar su aportación al FGD sin que sus ratios de solvencia y liquidez mermen, si bien reconoció que el desembolso "puede ser relevante". SNS sostuvo, por su parte, que la intervención "no tendrá un impacto significativo" sobre su situación financiera.