Un año del Nuevo Plan Contable
A finales de 2007 se aprobaba el Nuevo Plan General de Contabilidad (NPGC) cuyo objetivo era armonizar nuestros principios contables con las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF). Comenzó entonces una carrera frenética por parte del abanico de entidades afectadas para adaptar sus sistemas y procedimientos contables a esta nueva normativa que suponía un profundo cambio de mentalidad. En cierta medida, este esfuerzo de adaptación podría entenderse realizado de manera desigual. Por un lado, los grandes grupos y multinacionales españolas han tenido menos problemas ya que la mayor parte de ellas venían ya utilizando las NIIF o tenían alguna experiencia con ellas. Bien distinto se presentaba el panorama para el resto de entidades de menor tamaño y para las pymes, debido a la necesidad de invertir de manera urgente y en un entorno de inminente crisis económica importantes recursos en la adaptación de sistemas y procedimientos y en la formación del personal implicado.
El ICAC pasaba a ser centro de atención como consecuencia de la multitud de tareas que tenía en su agenda. Primero debería prepararse para analizar y contestar la enorme batería de consultas que empezaban a ser remitidas por los diferentes usuarios. Si bien el ICAC viene emitiendo regularmente grupos de respuestas, algunas de ellas han llegado con posterioridad a la fecha de formulación de las Cuentas Anuales e, incluso, otras se encuentran pendientes. Asimismo, los usuarios quedaban a la espera del desarrollo de diversa normativa que debería regular su primer cierre contable, entre otras, las normas de elaboración de las CC AA consolidadas, las diferentes adaptaciones sectoriales, el tratamiento de las coberturas contables y las normas de actuación para las entidades reguladas por el Banco de España y CNMV. A excepción de este último, a la fecha aún no han sido resueltos todos estos asuntos. Más resolutivo se ha mostrado el legislador a la hora de analizar otras cuestiones en materia mercantil y fiscal que se pusieron de manifiesto tras la entrada en vigor del NPGC, cuya importancia se vio incrementada como consecuencia de la crisis económica, como por ejemplo el impacto patrimonial de determinados deterioros de valor de activos y el impacto fiscal de los ingresos tributables surgidos en el proceso de transición.
Pero a pesar de todo se hizo de la necesidad virtud y las entidades españolas confeccionaron su primer cierre contable aplicando el NPGC. Podríamos entender que lo peor ha pasado, pero aún quedan retos importantes por abordar, como por ejemplo el enfoque normativo que se dará en España a las inminentes modificaciones que se vislumbran en la normativa contable internacional.
Pasado el primer año del NPGC cabría preguntarse si esta reforma mercantil ha merecido la pena. No estoy seguro de disponer de argumentos suficientes para contestar categóricamente, aunque, con base a mi experiencia, sí puedo afirmar que en España ya emitimos nuestra información financiera utilizando un idioma con el que podemos entendernos con el resto de países del mundo. Otra cuestión bien distinta sería el analizar si este idioma es el más conveniente para reflejar la información financiera.
Francisco Giménez. Gerente de Auditoría de BDO