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A fondo

La especulación agita el mercado de divisas

El dólar se ha depreciado este año contra todas las monedas de relevancia.

La especulación agita el mercado de divisas
La especulación agita el mercado de divisas

En Flash Forward, una serie de televisión recién estrenada, la humanidad entera sufre un súbito desvanecimiento (como si de una crisis financiera global se tratase) de consecuencias terribles. La miga del asunto es que durante los dos minutos escasos que dura el colapso planetario, cada ser humano tiene una breve visión de lo que le ocurrirá dentro de medio año. La cuestión es a partir de ese momento si los hombres aprovecharán la oportunidad para corregir errores futuros, o si caminarán sin remedio hacia un feo destino final. Sin contar con la ayuda de una bola de cristal, el quid de la especulación es precisamente ese: anticiparse al futuro y tratar de saber estar o no estar en un activo determinado en el momento oportuno. Y ahora parece que el juego va de escapar del dólar y meterse de cabeza en activos como el oro, el euro y otras monedas.

Este año, el dólar ha perdido terreno contra cualquier moneda de relevancia. El ajuste más pequeño tiene lugar contra el peso de México y el yen de Japón, dos economías altamente dependientes de EE UU, contra las que el billete verde ha cedido menos de un 2%. En el polo opuesto está un país en plena conquista del Primer Mundo: Brasil. En lo que va de año, el real ha ganado un 32% contra el dólar y un 25% en el cruce con el euro. La elección de Río de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos de 2016 le ha dado un impulso adicional. En una semana, la divisa brasileña se ha revalorizado un 1,5% frente al dólar y le ha recortado un 0,65% a la moneda comunitaria.

Desde el banco privado Sarasin se detallan los cuatro pilares sobre los que se asienta la fortaleza de una moneda: superávit por cuenta corriente; productividad creciente; capacidad para atraer inversión directa extranjera y elevados tipos de interés. Una situación en la que EE UU no se encuentra en estos momentos.

Una prueba de la desconfianza hacia el dólar es la trayectoria del oro, el activo refugio por excelencia. El metal precioso se ha apreciado un 50% en el transcurso de los últimos 12 meses. El oro cotiza en Nueva York en el entorno de 1.050 dólares la onza, unos niveles nunca vistos hasta ahora y va camino de enlazar nueve años consecutivos en positivo.

A esto hay que añadir una supuesta conspiración en la que están implicados los países del Golfo Pérsico, Rusia, China y Francia, entre otros, para eliminar al dólar como moneda de compra en la negociación mundial de materias primas y sustituirla por una cesta de composición heterogénea. Sería un proyecto a nueve años vista. Se trata de una vieja aspiración esgrimida en alguna ocasión con no demasiada convicción por países petroleros como Venezuela e Irán, pero que entronca directamente con la reciente petición del Gobierno chino de crear una nueva moneda global para transacciones internacionales. A nivel político, en la UE empieza a cundir la sospecha de que la Administración Obama no está tan interesada en mantener un dólar fuerte como oficialmente aún dice estar.

Estos movimientos deberían dar una idea de por dónde va el futuro del billete verde, la moneda que aún interviene en el 86% de las transacciones internacionales. Pero no todo es tan fácil como parece. China posee reservas en divisas de 2,1 billones de dólares (1,4 billones de euros, el 140% del PIB español). El gigante asiático está menos interesado que nadie en desestabilizar al dólar. Ahora, los que pretendan especular y anticipar el futuro de las divisas tendrán que ponderar todos los elementos.

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