Rusia espera que la ratificación del Tratado de Lisboa permita firmar un acuerdo entre este y oeste
Rusia saludó hoy la ratificación del Tratado de Lisboa de la Unión Europea (UE) y espera que esto permita la pronta firma de un nuevo acuerdo de asociación entre ambas partes.
"Esperamos que la entrada en vigor del Tratado de Lisboa de un nuevo impulse al desarrollo de la asociación estratégica entre Rusia y la UE", aseguró Andréi Nesterenko, portavoz de la Cancillería rusa.
El diplomático aseguró que "Rusia está interesada en la estabilidad y eficacia de los mecanismos de cooperación de la UE" y que "no le es indiferente la suerte del Tratado de Lisboa, ya que influirá en el carácter del diálogo bilateral".
En su opinión, "los mecanismos de decisión en la UE tras la ampliación requerían ajustes" y que el tratado permitirá "precisar la distribución de facultades entre los distintos órganos (...), simplificar la toma de decisiones y fortalecer su base legal".
El Kremlin confía en que el nuevo acuerdo de asociación que sustituya al actual que vence en diciembre esté listo para finales de este año, pese a los puntos de desencuentro que persisten sobre su contenido entre Moscú y Bruselas.
Bruselas aboga por un tratado universal que regule todos los ámbitos de las relaciones y la cooperación, mientras Moscú prefiere un documento "lacónico" acompañado de acuerdos sectoriales que regulen asuntos concretos.
Además, Moscú considera "un tema cerrado" el de la Carta de la Energía, que Rusia se niega a ratificar, pese a la insistencia comunitaria, por considerarlo anacrónico y quiere sustituir por otro documento que reglamente la relación con la UE en ese terreno.
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, ha propuesto elaborar un nuevo pacto que reglamente los intercambios energéticos entre el este y oeste de Europa, y dé garantías de seguridad a los productores, consumidores y países de tránsito.
La UE y Rusia anunciaron en noviembre de 2008 el reinicio del diálogo para la firma de un nuevo acuerdo de asociación suspendido tras la guerra ruso-georgiana por el control de la separatista Osetia del Sur de agosto del pasado año.
Bruselas adujo a la hora de tomar la decisión que, pese a los desacuerdos en materia de seguridad, era urgente actualizar el marco jurídico de las relaciones comerciales bilaterales, en particular, en materia energética.