Un Presupuesto de circunstancias
El huracán que ha asolado la economía mundial y la española en el último año comienza a remitir pero ahora se ven los destrozos ocasionados. El principal es una tasa de paro superior al 18% y un gran agujero en nuestras finanzas públicas. Los Presupuestos de 2009 se diseñaron sin que el Gobierno nombrara la palabra crisis y la desviación presupuestaria ha sido histórica. No obstante, el consenso de Funcas ni siquiera incorporaba entonces un escenario de recesión por lo que desconfía de aquellos que ahora apelen al manido "yo ya lo dije".
La caída de ingresos tributarios de la Administración central desde el verano de 2007 se aproxima a los 45.000 millones, de los cuales 20.000 millones se deben a rebajas de impuestos que el Gobierno optó por transferir a empresas y familias para suavizar los efectos del huracán. La dureza de la recesión y las rebajas discrecionales han situado nuestra presión fiscal próxima al 33%, más de 10 puntos porcentuales inferior al promedio de nuestros socios europeos e inferior a la estadounidense. El problema es que la magnitud del déficit marea y nuestra deuda pública superará en 2010 el 60% del PIB, límite recomendable para los países que deseen acceder al euro. Por lo tanto, la prioridad es retornar a las buenas prácticas de estabilidad presupuestaria sin poner en riesgo la recuperación.
Nuestras previsiones anticipan un crecimiento del PIB un punto por encima de las del Gobierno y aun así consideramos que la subida de impuestos es arriesgada. Las ventas de coches, las pernoctaciones de españoles durante el verano y las ventas minoristas excluyendo equipamiento del hogar ya dan señales evidentes de recuperación del consumo privado, pero una retirada de 400 euros en las rentas más bajas y dos puntos de IVA el próximo verano pueden poner en riesgo la incipiente y débil recuperación. Limitar la supresión de los 400 euros a la clase media y alta, que según nuestro IRPF son todos los contribuyentes que ingresan por encima de los 17.500 brutos anuales, y prorrogar la subida de los 2 puntos de IVA en dos veces no habría cambiado la señal de necesidad de la consolidación fiscal y habría mitigado los riesgos asociados a la misma.
Subidos los impuestos, toca reducir los gastos y aquí el Parlamento de Madrid tiene poco que hacer, ya que uno de cada dos euros que gasta el Estado está en manos de comunidades autónomas y ayuntamientos. En primer lugar, urge mejorar la trasparencia. Es increíble que estemos hablando de 2010 y los ciudadanos aún no conozcamos cuál ha sido la ejecución presupuestaria de nuestra comunidad autónoma o ayuntamiento en 2008.
En segundo lugar, hoy volveremos a ver debates estériles y acusaciones de despilfarro pero la realidad es que la mayoría de los partidos del arco parlamentario gobiernan en comunidades y ayuntamientos y como dijo Jesucristo, "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra". Una reedición de los Pactos de La Moncloa puede que sea excesiva pero un pacto discreto de los dos grandes partidos para acometer una racionalización del sector público en el Consejo de Política Fiscal es prioritario.
España ha mejorado significativamente su posición exterior tras la crisis pero seguimos teniendo un déficit por cuenta corriente y hemos acumulado dos billones de pasivos exteriores, la mayoría de ellos de empresas y familias, por lo tanto dependemos de los ahorradores internacionales para financiar nuestro déficit público. Los inversores vigilan con lupa nuestras decisiones y un simple aumento del diferencial de nuestra deuda pública de 0,5% con respecto a la alemana neutralizaría el aumento de recaudación por la subida de impuestos. Es uno de los problemas de la economía. hay una restricción presupuestaria y un coste de oportunidad.
Economista jefe de Intermoney