El diálogo siempre es el mejor camino
Las patronales del sector industrial están encabezando la resistencia a firmar los convenios colectivos pendientes de 2009. Esta situación ha encolerizado a los sindicatos, que acusan a la CEOE de bloquear la negociación e incumplir acuerdos firmados. En concreto, denuncian que no se está aplicando la cláusula de revisión salarial de 2008 ni las subidas ya concertadas.
Es comprensible que, de todos los sectores, sea el industrial el más resistente a subir salarios. Es el más internacionalizado y está obligado a bajar precios para hacerse con una demanda muy mermada por la recesión. Aumentar sus nóminas puede expulsar del mercado a muchas empresas españolas frente a competidores de otras áreas donde los costes salariales son incluso negativos. Pero las centrales sindicales han hecho caballo de batalla de una negociación colectiva sin reformas y están presionando para que las patronales se avengan a negociar. Ofertan como contrapartida un pacto de salarios para tres años que garantice un marco de costes controlados a largo plazo.
Unos y otros tienen razones defendibles en sus posturas. Y parece adecuado avanzar en ese pacto de rentas, para lo que parece aconsejable que la patronal lance alguna señal. De hecho, en algunos casos -incluido el sector industrial- ya ha ofrecido leves subidas salariales, que es a lo máximo que pueden aspirar los sindicatos en la actual coyuntura. Además, se podrían explorar soluciones excepcionales que contenten a las partes sin mermar la competitividad de las empresas.
Todo apunta a que muchas empresas no tienen prisa por firmar el convenio. ¿Están dispuestas a asumir conflictividad? Seguro que no. Sería un camino erróneo para ambas partes. Por contra, los avances en la negociación contribuirán a rebajar la tensión generada entre los agentes sociales tras el fracaso del diálogo social de julio. Y supondría un paso para animar reformas de mayor calado.
Por lo pronto, la crisis ha demostrado la ineficacia de contar con la previsión de inflación del BCE como referencia salarial. Durante años ha sido invariablemente el 2%, un porcentaje totalmente ficticio en España. Con un objetivo más realista, este año habría sido factible congelar los salarios y aún así haber ganado poder adquisitivo ante un IPC que puede terminar el año en negativo.
Pero sobre todo queda pendiente una reforma laboral que contribuya a crear empleo cuando empiece a despuntar la economía. Y aquí, una vez más, el presidente del Gobierno ha optado por declaraciones de intenciones frente a soluciones nuevas. Por eso, no debe extrañar que ayer se lanzase a anunciar que, a partir del segundo trimestre del año próximo, la economía española puede empezar a crear empleo. Ojalá acierte. Pero también ayudaría poner en marcha mejoras en el mercado laboral.