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A fondo

Con el consumo no se juega

Aplazar el alza del IVA es un arma de doble filo si no llega la recuperación

Entre las singularidades que marcan los Presupuestos del Estado de 2010 aprobados el sábado por el Gobierno figura el ser las primeras cuentas públicas de la democracia en las que se penaliza a la vez el consumo y el ahorro. El alza de impuestos incorporada incluye tanto el aumento del gravamen para el principal tributo que grava el consumo, el IVA, como un incremento del gravamen del ahorro, repartido en tramos. Lo peor de todo según comentan muchos fiscalistas a sottovoce ya no es incluir medidas que se contraponen unas a otras sino el jugar peligrosamente con los tiempos para aplicarlas.

La vicepresidenta Elena Salgado, consciente de la grave crisis en que se encuentra el país, ha decidido aplazar la subida del IVA que llevaba mascullando el Gobierno desde hace semanas a julio de 2010, con el ánimo, de que se aplique "cuando la recuperación en España sea un hecho". El problema de esta cuestión es que nadie asegura al Gobierno de que esto vaya a producirse y puede ocurrir que, pasado el primer semestre del próximo año, con un nuevo incremento del número de parados previsto por todos los servicios de estudio, el consumo siga sin recuperarse y el Ejecutivo vaya a lanzar un nuevo jarro de agua fría a la economía. Ayer el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho se afanó en intentar convencer de que el consumo no tiene por qué verse afectado por un alza del IVA, como ha ocurrido en algunos países de la UE, en referencia a Alemania.

Corbacho parece olvidar que tanto la estructura productiva germana, con un potente sector exportador, como el momento de ciclo que vive, en fase ya de recuperación, hacen difícil las comparaciones. Olvida también la experiencia reciente vivida en España en la última crisis económica en los años 90 cuando con gobiernos socialistas, se decidió elevar el IVA para cuadrar las cuentas y sólo se consiguió recortar la recaudación. Ya hay muchos miembros del PSOE que han advertido al presidente Rodríguez Zapatero que con las decisiones de los consumidores no se debe jugar a la ruleta rusa porque la mayoría de las veces acabas con la bala en la cabeza.

Por otro lado, la defensa que realiza el Ejecutivo de que las rentas del trabajo son las mejor tratadas en esta subida de impuestos tampoco se sostiene. La mayor parte del "ahorro" para Hacienda de la subida tributaria aprobada se debe, precisamente a la supresión de la famosa de deducción de 400 euros en el IRPF, que opera en la práctica como un alza de impuestos precisamente en el tributo que grava las rentas del trabajo.

Por otra parte, el argumento de que la presión fiscal en España es mucho más baja que la media de la zona euro y, por tanto, hay margen para elevar tributos, pierde fuerza por cuanto compara el nivel impuestos con el que había al final de la legislatura del PP. Parece que el Gobierno está más interesado en colocar el listón impositivo por debajo de la oposición más que en diseñar una política tributaria ordenada. ¿Porqué una subida de un punto de PIB es la correcta -justo la que le mantiene por debajo de la que había en 1996- y no lo es otra situada más abajo o más arriba?

Son muchos interrogantes que el Gobierno deberá explicar en breve, máxime cuando es probable que en el debate en el Congreso se hagan cambios de calado si quiere conseguir el apoyo que necesita de los grupos minoritarios.

Una vez más la gestión de la crisis pasa por el oportunismo político.

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