"La UE no debe permitir una guerra entre plantas de Opel"
Manuel Teruel, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza, está comprometido con el futuro de Figueruelas. Ha promovido numerosas iniciativas relacionadas con el sector (la propia Cámara es la sede del Clúster de Automoción, que engloba a las empresas auxiliares) y ahora cree llegado el momento de que instituciones y ciudadanos se movilicen en defensa de una planta fundamental para el tejido industrial aragonés.
¿Hay margen todavía para cambiar el plan de Magna sobre Figueruelas?
Mientras no se produzca la firma definitiva, todos los frentes están abiertos. Y uno de los más importantes es el de la propia Unión Europea, que no debe consentir que las fábricas de Opel se enzarcen en una guerra desleal por interferencias de ayudas e intereses políticos. España debe exigir que se cumplan las directrices comunitarias e investigar si la compra responde y respeta criterios estrictamente industriales y económicos para garantizar el futuro de la marca.
¿Existe el riesgo de deslocalización de la planta?
Las multinacionales del automóvil vinieron a España porque entonces reunía las condiciones que ahora ofrecen otros países emergentes. Eso explica que, a pesar de que el sector supone el 23% de las exportaciones españolas, no exista ni una sola marca nacional. Renault se identifica con Francia y Opel con Alemania, aunque los coches se hagan aquí. Nuestra batalla ahora es tratar de que la deslocalización no se produzca o que se retrase lo suficiente para construir un tejido industrial alternativo. Aragón tiene recursos para reducir esa dependencia. Ahora mismo acabamos de cerrar en Zaragoza la Wind Power, la feria más importante de energía eólica del sur de Europa y hemos visto cómo este sector es capaz de crear y mantener cientos de empleos. Y existen otros ejes con expectativas de desarrollo.
¿Podría cerrar Figueruelas?
A ningún empresario se le ocurriría cerrar a corto plazo una de las plantas más productivas de Opel. Existe un excedente de coches en Europa y eso obligará a reducir la producción. Pero lo importante es que la fábrica mantenga su estructura porque cualquier desvío dañará a los proveedores y pondrá en riesgo el futuro de la fábrica. Con ser dolorosa la pérdida la empleos, todavía es peor una destrucción de tejido industrial que cercene las posibilidades de recolocación.