Londres intenta aguar la regulación europea de los 'hedge funds'
Reino Unido ha lanzado una ofensiva política, diplomática y mediática para intentar frenar, o al menos aguar, la regulación europea de los hedge funds. Londres incluso ha encargado su propio estudio de impacto para intentar demostrar con cifras el daño de la futura directiva.
El proyecto de directiva que impone el registro y supervisión de los gestores de fondos de alto riesgo y de capital privado se aprobó el pasado mes de abril. Pero el final de la legislatura comunitaria y las elecciones al Parlamento Europeo retrasaron un poco el esperado enfrentamiento entre Londres y Bruselas.
La tregua ha terminado. Y desde el arranque del nuevo curso político, cada día la batalla entre los dos lados del Canal de La Mancha se torna más agria y virulenta. "Está claro que en Londres hay un lobby que quiere defender con uñas y dientes su ventaja comparativa", señaló anteayer el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbruck.
Ese lobby está anegando el debate sobre la directiva de hedge funds con cifras apocalípticas sobre cataclismo económico que amenaza a Europa si se aprueba el proyecto actual.
Esta misma semana, el gabinete de estudios londinense Open Europe ha cifrado entre 1.300 y 1.900 millones de euros el coste de la aplicación de la directiva para los gestores. Y sólo durante el primer año.
El documento, sin embargo, no parece tanto un estudio académico como un cántico a las supuestas excelencias de los hedge funds. Y el cálculo sobre el coste se basa en un sondeo entre los propios gestores realizado durante el mes de agosto.
Las autoridades británicas, aunque apoyan en gran parte las reivindicaciones del sector, parecen mantener una actitud más prudente.
Esa actitud parece inevitable en un momento en que la credibilidad financiera de Londres ha perdido numerosos enteros. Y en que el Gobierno laborista de Gordon Brown, forzado a nacionalizar una buena parte del sector bancario, no puede abogar abiertamente por el laissez faire. "Ni siquiera Gran Bretaña podrá sustraerse a la presión del resto de miembros del G-20", vaticina Steinbruck en una entrevista con Les Echos.
Brown, en efecto, ha buscado el acercamiento hacia Berlín y, en menor medida, a París, para poder influir en el proceso de reforma de los mercados financieros europeos. A principios de mes firmó una carta conjunta con la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para advertir al sector financiero que "no podemos aceptar un retorno a los principios de actuación que prevalecían antes de la crisis".
Con ese espíritu aparentemente constructivo, la autoridad financiera británica (FSA) organizó la semana pasada una conferencia de alto nivel sobre la directiva de los hedge funds.
Sally Dewar, un alto cargo de la FSA, trazó durante su intervención en ese acto las objeciones que el regulador británico plantea al proyecto. "El ámbito y los umbrales de aplicación son demasiado amplios y demasiado bajos", señaló, haciéndose eco de una de las quejas del sector.
Dewar anunció que la FSA "ha encargado un estudio independiente sobre el impacto potencial de la directiva", lo cual apunta a que Londres no concede demasiada relevancia a un análisis similar realizado por la Comisión Europea. El estudio de la CE concluyó que sin un control de los hedge funds "no hay razón para creer que los riesgos revelados por la crisis vayan a disiparse".
El final de las 'vacaciones McCreevy'
Hacía años que Londres y Bruselas no chocaban de forma tan estrepitosa como consecuencia de una iniciativa comunitaria sobre los mercados financieros. Quizá la última vez fue hace una década a raíz de la armonización fiscal de los rendimientos del ahorro, que al parecer amenazaba el negocio de la emisión de bonos internacionales en la City londinense.En aquella ocasión se impuso el entonces ministro de Finanzas, Gordon Brown, en detrimento de la plaza financiera de Luxemburgo. En 2004, resuelta ya esa batalla, Charlie McCreevy asumió la cartera de Mercado Interior en la Comisión Europea. Y la doctrina liberal del ex ministro de Economía irlandés deparó a la City londinense y al resto de centros financieros unas vacaciones reguladoras que acabaron abruptamente con la crisis de las subprime. A pesar de todo, McCreevy se resistió a retomar la vía legislativa. Fuentes del sector atribuyen la directiva de hedge funds a la presión ejercida sobre el comisario por su presidente, José Manuel Barroso, temeroso de soliviantar al Grupo Socialista en el Parlamento europeo.
Enmiendas
Los grupos de presión que siguen la tramitación de la directiva reclaman enmiendas que eleven el umbral de activos (100 millones de euros) a partir del cual deben registrarse los gestores y que relajen las normas sobre apalancamiento, transparencia y marketing.