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Tribuna
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Medidas anticrisis

La decisión del Consejo de Administración del CDTI de adelantar a las empresas el 25% de las ayudas ya concedidas al I+D+i, independientemente del tamaño de las mismas, representa un balón de oxígeno en la ardua tarea de construir un nuevo modelo económico basado en la innovación. Toda ayuda es poca para competir en un mercado global. Estamos de enhorabuena porque ha aprobado también nuevos proyectos de I+D de los que se beneficiarán las pymes, sustento mayoritario de nuestro país.

Afrontar con poca liquidez esta transición hacia nuevos modelos de desarrollo, en un contexto de contención continuado, está llevando al tejido empresarial a reclamar medidas urgentes, y para ello es necesaria la colaboración de la Administración.

Pero podemos encontrarnos con un problema añadido durante el próximo año. Puede que en los próximos Presupuestos Generales del Estado se reduzca la partida del Ministerio de Ciencia e Innovación hasta un 37%, lo que implicaría un duro golpe para los fondos Cenit, tan importantes para las pymes de este país. También conllevaría una drástica reducción de la financiación de los proyectos de I+D. Si esto realmente se aprueba en el Congreso será un varapalo importante para la economía española, ya que el futuro de nuestras empresas pasa inexorablemente por la innovación.

No debemos bajar la guardia, ya que según los últimos datos publicados por Eurostat, la oficina estadística comunitaria, España es el decimoquinto país de la Unión Europea en gasto en I+D, con una inversión de 13.342 millones en 2007, lo que representa un 1,27% respecto al PIB, frente al 1,85% de la media europea. Aún estamos muy lejos de llegar al objetivo marcado por la Agenda de Lisboa, que prevé que los Estados miembros inviertan el 2% del PIB en actividades de I+D, y que el 75% de esa factura sea asumido por las empresas, objetivo que debería alcanzarse en 2010.

Todavía existen muchas empresas que desconocen aún las diferentes herramientas de financiación de la I+D+i a su disposición y su efectividad. Todas las empresas innovadoras, en función de su tamaño e involucración en procesos de I+D+i, pueden acceder a ellas, aunque la mayoría, además de carecer de los recursos y/o conocimientos de gestión para enfrentarse a la complejidad de los procesos a seguir para conseguirlas, olvidan que además de las ayudas nacionales y regionales contamos también con las europeas.

No debemos olvidar que en el delicado momento económico que atravesamos es necesario, más que nunca, que las empresas tengan a su disposición todos los incentivos posibles para innovar, tanto de forma directa, con las subvenciones y créditos, dotándoles con más fondos, como de forma indirecta, vía deducciones fiscales, volviendo a los porcentajes iniciales de deducción del año 2000. Nos va en ello el futuro.

Víctor Tarruella de Oriol. Socio-director general de Asesoría I+D+i, miembro del Círculo de Empresarios

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