Lloyds puede jugar la baza Halifax
El grupo bancario Lloyds tiene un nuevo problema. La Comisión Europea quiere que el banco reduzca su cuota de cuentas personales doméstica desde un anticompetitivo 34% a un más bajo 20% como recompensa por recibir ayuda estatal. Hay una solución que parece sencilla, pero con nefastas consecuencias para dos jugadores clave.
La vía fácil a seguir podría ser vender Halifax, adquirida como parte de la adquisición de HBOS. Halifax tiene el 12% de las cuentas personales de Reino Unido. Deshacerse de ellas podría resolver el inmediato problema de competencia con dificultad práctica limitada, como es que la integración de HBOS aún no ha finalizado. Todo tiene perfecto sentido para Neelie Kroes, la comisaria de Competencia de la UE.
Vender Halifax podría negar a Lloyds muchos de los beneficios de comprar HBOS. En su lugar, podría quedarse con la lamentable filial de préstamos corporativos que casi provocó que ambos bancos fueran a la quiebra a principios de este año. El consejero delegado de Lloyds, Eric Daniels, tendría que explicar a los accionistas que su acuerdo ha hecho cojear al banco para no ganar nada.
Afortunadamente para Daniels, la actual Administración laborista puede ser más comprensiva que la de la UE. La relación personal de Gordon Brown en el acuerdo de HBOS significa que el primer ministro podría atribuirse el mérito de salvar el tembloroso banco. Ser recordado como el hombre que destruyó Lloyds podría ser desastroso. Al menos hasta las elecciones generales, Reino Unido probablemente intentará convencer a Bruselas de que no fuerce una venta.
La resolución final probablemente será una chapuza. Lloyds podría resolver el asunto de las cuentas vendiendo parte de sus propias cuentas personales, y entonces deshacerse de un gran pedazo de Halifax -quizá la mitad-. Podría mantener la marca Halifax y su dominante 20% de cuota en hipotecas. Disponer de trozos de una red de marcas es duro. Además, una reducción forzada en la cuota de mercado de cuentas causaría dificultades, como la de que los clientes tienen derecho a elegir su marca preferida.
Cualquiera que sean las dificultades, un desenlace complicado parece más probable que uno sencillo. Brown y Daniels probablemente no querrán dar su consentimiento pronto a una solución que podría dañar su credibilidad de forma irreparable.
Por George Hay.