Los inalcanzables objetivos de Lisboa
Hace cinco años, José Manuel Barroso convirtió la llamada Agenda de Lisboa en una de las prioridades de su mandato como presidente de la Comisión Europea. A 48 horas de que el portugués logre en Estrasburgo su renovación en el cargo, parece claro que una de sus primeras tareas en el nuevo lustro será declarar inalcanzables la mayoría de los objetivos (tasa de empleo del 70% e inversión del 3% del PIB en I+D) de aquella estrategia de modernización de las economías europeas.
"Si nos remitimos a los objetivos cifrados de la Agenda, parece claro que no se alcanzarán", admite un alto cargo de la Comisión Europea. Pero la misma fuente recuerda, a guisa de disculpa, que "la Agenda se adoptó antes de la ampliación de la UE hacia el Este y con un potencial de crecimiento estimado del PIB para todo el club del 3%".
Cuando sólo falta un año para comprobar si la UE se ha convertido en "la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo", como prometieron sus líderes en Lisboa en marzo de 2000, los socios comunitarios esperan registrar una caída del PIB del 4% este año y aproximarse al 0% el año que viene.
Peor aún. Según un reciente estudio de la Comisión Europea, la zona euro no recuperará hasta 2013, como muy pronto, su potencial de crecimiento previo al desastre financiero. Y en cualquier caso, su capacidad económica podría haber sufrido una pérdida irreparable durante la actual crisis.
Con esos datos, la declaración pactada en Lisboa por Tony Blair, José María Aznar, Jacques Chirac, Gerhard Schröder y compañía, suena hoy más lejana que nunca. "La Unión está experimentando sus mejores perspectivas macroeconómicas en una generación", decían. Y consideraban como un punto débil que 15 millones de europeos todavía no tuvieran empleo. En julio de este año, sólo la zona euro (16 países) igualaba esa cifra. Y en el conjunto de la UE, el paro ascendía 21,7 millones.
Foto: Consejo Europeo en Lisboa, marzo de 2000 (Archivo gráfico de la Comisión Europea).