_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Proyecto Escuela 2.0

Hace unos meses nació el Proyecto Escuela 2.0. Según el Ministerio de Educación, permitirá adaptar al siglo XXI los procesos de enseñanza y aprendizaje, dotando a los alumnos de conocimientos y herramientas claves para su desarrollo personal y profesional, fomentando mayor capital humano, cohesión social, y eliminando las barreras de la brecha digital. El proyecto quiere dotar las aulas de pizarras digitales y conexión inalámbrica a internet y que cada alumno tenga su propio ordenador. Los profesores recibirán formación para adaptarse al ritmo de las nuevas tecnologías.

Asimismo, el proyecto supone el desarrollo de los sectores informáticos y editoriales, y una oportunidad de situar a España entre los países más avanzados en el uso de estas tecnologías. Se trata de un proyecto que debe desarrollarse en estrecha colaboración entre el Ministerio de Educación, las comunidades autónomas, empresas tecnológicas, editoriales, empresas de software educativo y las propias familias.

Pero no nos engañemos. La tecnología es necesaria, pero no suficiente para tener escuelas 2.0. Obviamente, el alumnado ya está preparado. No en vano, algunos autores ya los denominan los aprendices del nuevo milenio o generación Y, o generación red.

Por su parte, el profesorado, pieza clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje, necesita tiempo, paciencia y recursos. Tiempo, para alfabetizarse tecnológicamente hablando y, sobre todo, actualizarse en nuevas metodologías. Formación basada en un acompañamiento personal, en grupo y en el contexto donde se realiza su quehacer docente. Seguimiento para que comprendan qué supone aprender con nuevos lenguajes y contenidos digitales, nuevas herramientas tecnológicas y en nuevos espacios virtuales. Y todo ello, no es menor. Recuerden que los maestros actuales se formaron bajo un paradigma de entender el aprendizaje y el conocimiento que nada tiene que ver con los recursos y los materiales actuales.

El proceso es lento y pide paciencia, recursos e imaginación que permitan crear espacios para debatir y compartir inquietudes. Fruto de esta necesidad surgió hace un año el ITworldEdu: un espacio de encuentro y diálogo entre el mundo empresarial tecnológico y el ámbito educativo, que permite saber exactamente qué ventajas aportan las tecnologías a la educación y que productos y soluciones existen al respecto.

En las circunstancias actuales de crisis, eventos como el ITworldEdu son una oportunidad para impulsar el mensaje del proyecto 2.0. Pero no pongamos la tecnología como excusa de innovación pedagógica. La innovación verdadera vendrá de la mano del liderazgo de los centros y de los profesores, de la buena enseñanza con buenos profesores.

Miquel æeuro;ngel Prats. Doctor en Pedagogía, director del Cetei- Fundació Joan XXIII

Archivado En

_
_