A vueltas con la presión fiscal
La subida de la presión fiscal de "hasta 1,5 puntos de PIB" para 2010 anunciada ayer por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso, plantea muchas dudas sobre el efecto real en los bolsillos de los consumidores, que el Ejecutivo deberá aclarar. La primera de ellas parte de la definición misma de presión fiscal, un concepto confuso que, más que medir los impuestos que paga cada individuo por separado refleja el conjunto de ingresos tributarios que obtienen las administraciones en relación al PIB. Precisamente como se mide en relación al PIB, no está claro cual es la rebaja en términos cuantitativos. Con el PIB de 2008, se estaría hablando de entre 15.000 a 16.000 millones de euros, como indicó ayer el líder del PP Mariano Rajoy en el Pleno de ayer. Sin embargo, una variación sensible del PIB en 2010 haría que esta cifra pueda oscilar en varios miles de millones de euros hacia arriba o hacia abajo, algo nada despreciable si lo que se quiere es recaudar más sin que sufran los contribuyentes con menores rentas.
En segundo lugar, un incremento global de 1,5 puntos en la presión fiscal no indica sobre qué contribuyentes concretos se va a repercutir la subida. Con la estructura actual, los impuestos directos, los indirectos y las cotizaciones a la Seguridad se reparten la presión casi a partes iguales a razón de 11 puntos de PIB por partida. Pese a que Zapatero ha insistido en que no se tocará el tipo de gravamen de los salarios y que se potenciarán algunas rentas empresariales, no queda claro cual será el resultado final.
Además, desde la patronal hay quien vincula a razones "estrictamente políticas la subida de 1,5 puntos" ya que es casi la misma diferencia entre la presión fiscal de la economía española (32,8%, último dato) y la que había en 2004 cuando el PSOE llegó al poder 34,5%). Da la impresión de que en el criterio elegido para subir impuestos han pesado más los elementos políticos (que la presión fiscal no quede por encima de la que había cuando gobernó el PP ) que el económico, según admiten las mismas fuentes empresariales.
Otra cuestión también a destacar es la reducción de gasto público anunciada ayer también por Zapatero (un 6% de las dotaciones ministeriales). En principio, se trata de una medida de ahorro aplaudida por gran parte de los agentes económicos. Sin embargo, en ese recorte está incluida la práctica desaparición de la oferta pública de empleo para 2010. Una noticia desalentadora para miles de ciudadanos que han perdido su empleo, en un momento en donde el paro se ha disparado hasta situarse en el doble de la UE.