Muy atentos al precio de los carburantes
El precio del petróleo Brent, de referencia en Europa, se ha encarecido un 46% entre enero y agosto. Esta importante subida desde los mínimos de diciembre de 2008, provocada por el recorte de la oferta de los países productores, en busca de mejor precio, y acuciada por el aumento de la demanda en algunas economías emergentes, ha tenido como consecuencia lógica un fuerte tirón de los precios internacionales de la gasolina (+88% la sin plomo de 95 octanos, la de mayor uso) y del gasóleo (+23%). En condiciones económicas normales, esos incrementos se hubieran trasladado en España de forma directa e inmediata al precio de los combustibles. Sin embargo, la subida de la gasolina se ha quedado en el 32%, casi tres veces menos que la cotización internacional, y en el caso del gasóleo en un 16%, siete puntos menos. ¿Qué está ocurriendo para que esto sea así?
Considerando la obviedad de que las petroleras están dispuestas a seguir ganando dinero y que no han perdido el sentido, hay dos razones que justifican ese comportamiento. Por un lado, el desplome del consumo derivado de la crisis económica y, por otro, la subida de impuestos a los hidrocarburos aplicada en julio. Estas dos razones han aconsejado a las compañías no trasladar en su totalidad las subidas al precio de venta al público, ante el temor a que otra alza de precios pudiera hacer caer más las ventas. Y es que el menor consumo ya ha lastrado también los márgenes de las compañías.
Además, a la subida de impuestos de julio todavía le queda recorrido, ya que la Comisión Europea está instando al Ejecutivo a seguir subiendo la fiscalidad sobre los hidrocarburos, todavía por debajo de la media comunitaria, y a elevar el IVA de los carburantes (16%), el tercero más bajo de la UE.
Este potencial de mayor gravamen tributario a los carburantes, muy realista según los planes de aumento de los impuestos indirectos que maneja el Gobierno, unido al incremento del precio de la materia prima, dibuja un inquietante marco en una economía en crisis, a la que le cuesta mucho retomar el camino de la recuperación. Una subida fuerte de los carburantes introduciría un aumento de los costes en la industria, en el transporte y en las economías de los hogares difícilmente digerible cuando se trata de superar la grave crisis económica.
Los expertos calculan que de haberse trasladado la actual subida de la materia prima al precio de la gasolina, esta habría llegado a los 1,5 euros el litro, una cota desconocida en España, pero a la que no descartan llegar en pocos meses. Ante ese escenario, tan preocupante como previsible, toman más importancia las recomendaciones del informe publicado la pasada semana por la Comisión Nacional de la Competencia para introducir mejoras tanto en el mercado de los carburantes como en sus precios.