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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

GM resiste el asedio alemán

General Motors tiene poderosas razones para resistirse a las presiones del Gobierno y los sindicatos alemanes para forzar la venta de Opel a la austriaco-canadiense Magna y a sus socios rusos del Sberbank. Y no son únicamente razones particulares de empresa, sino de todo el sector del automóvil estadounidense. Si se entrega a Rusia la tecnología suficiente para hacer coches atractivos a bajo precio, todos los fabricantes norteamericanos sufrirían el impacto de un competidor que pondría en serio riesgo su futuro. Los mismos recelos sobre transferencia tecnológica a China que sirvieron para eliminar la candidatura de BAIC (la más generosa en inversión y de menores recortes laborales) se esgrimen ahora para no ceder patentes a Rusia.

Pero Alemania también tiene motivos poderosos para recelar de la oferta de RHJ. El fondo belga es un especialista en sanear empresas y revenderlas a sus antiguos propietarios. De hecho, en su primera oferta, figuraba una cláusula que avalaba esta posibilidad y que fue eliminada en el primer cambio. Y Merkel ha visto, en la crisis de GM, la gran oportunidad para que Opel no sea únicamente alemana en imagen sino, sobre todo, en propiedad.

La canciller quería llevar a la campaña electoral el éxito de una Opel que, desvinculada de General Motors, potenciaba y aseguraba la continuidad de las plantas alemanas. Los ajustes más duros eran exportados . Un inteligente golpe de mano que, además, salía bastante barato. Una vez aceptado el plan de Magna, vendría la hora de las contribuciones y de los 4.500 millones necesarios, Alemania lleva aportados 300, a pesar de que se empeñó en contribuir en solitario para llevar las riendas.

El problema es que Alemania no puede afrontar en solitario la continuidad de Opel. Pero tampoco puede hacerse nada sin Alemania, porque es el país con mayor número de fábricas y la mitad de los empleos de la marca en Europa. La única solución es que ambas partes encuentren una fórmula de compromiso, con grandes sacrificios para todos.

España y Reino Unido no están dispuestas a que Figueruelas y Ellesmere Port sean decapitadas en beneficio de Eisenach y Russelheim. La primera es la planta mejor preparada para el despegue y la segunda está respaldada por un mercado estratégico.

Lo que sí parece claro es que, si GM ha resistido las fortísimas presiones alemanas hasta ahora, mantendrá su firmeza en el tramo final de la negociación. La situación actual parece un callejón sin salida, ahora que, los intereses irreconciliables han acabado aflorando en toda su crudeza.

De momento, el conflicto le ha privado a la animosa mandataria alemana de un prometedor rédito electoral. Y no ha sido por falta de voluntad. Además, el presidente del Comité Europeo Klaus Franz amenaza con no respetar los acuerdos laborales, absolutamente imprescindibles para una compañía con problemas. Ha antepuesto los intereses particulares a un plan industrial basado en la lógica, que es el único capaz de garantizar el futuro de Opel como genuina marca europea. Ignora, o prefiere hacerlo, que la constitución de Rusia como mercado básico acabará acercando los centros de producción al mercado, con unos salarios inaceptables para los trabajadores europeos. Figueruelas y Ellesmere Port serían las primeras víctimas pero detrás irían el resto de plantas alemanas con altas retribuciones.

Las amenazas de Klaus Franz no tienen sentido ahora. Opel no es un problema alemán, sino europeo, y su país no puede ser el único contribuyente. También España y Reino Unido y el resto de países con fábrica están dispuestas a poner dinero. Alemania no debe abusar de su protagonismo, porque lo único que le acarrea es una soledad basada en elementos ajenos a la lógica que termina rigiendo, implacable, en los mercados.

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