Bernanke se ha ganado otros cuatro años
Barack Obama confirmó ayer a Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal (Fed) para los próximos cuatro años. Es lo mismo que decir que Bernanke será el piloto de la recuperación de la principal economía del mundo. Por ley, Bernanke tendrá que pasar primero el examen del Senado, una medida saludablemente democrática, pero no entra en las previsiones de nadie que se le niegue la reelección. El antiguo profesor de la Universidad de Princeton se ha ganado un merecido prestigio por su gestión para sacar a EE UU -inmerso en la crisis económica mundial a la que dio origen por sus excesos- de la peor recesión desde la Gran Depresión.
El presidente de EE UU acierta de pleno al cortar de raíz las dudas surgidas este verano respecto a la continuidad de Bernanke. Se comprende la convocatoria urgencia en Martha's Vineyard, donde el presidente pasa una semana de vacaciones, para comparecer junto a Ben Bernanke y anunciar su ratificación. Aunque el actual mandato no expira hasta el 31 de enero de 2010, se había empezado a generar una incertidumbre nada beneficiosa sobre quién sería el primer timonel para sacar a EE UU de la crisis.
El ámbito económico no quería cambios en la Fed, como pusieron de manifiesto varias encuestas realizadas por medios de comunicación. Tres de cada cuatro expertos consideran que el presidente de la Fed ha hecho bien su trabajo y merece continuar. Su temor, acertado, es que con un cambio se podría ganar poco y perder mucho en la política contra la recesión .
Bernanke no es simplemente el máximo responsable de la política monetaria; es, ante todo, miembro del selecto equipo de rescate anticrisis de EE UU al que pertenecen Tim Geithner, secretario del Tesoro, el jefe del gabinete del presidente Obama, Rahm Emanuel o el presidente del Consejo Económico Nacional, Larry Summers. Y todos ellos recomendaron a Obama mantener a Bernanke.
El presidente de EE UU explicó ayer que había valorado la "creatividad, temperamento y coraje" de Bernanke, así como su "calma y sabiduría". Son cinco características que ha demostrado a la hora de tomar de decisiones. Aparentemente, no le ha preocupado aprobar medidas calificadas de heterodoxas, y por tanto, arriesgadas, que han sacado de quicio a más de un experto. Su objetivo ha sido frenar una recesión que amenazaba con asemejarse peligrosamente a esa Gran Depresión que tan a fondo ha estudiado como economista.
La fuerte reducción de los tipos, hasta prácticamente cero, y la inundación del mercado financiero con toda la liquidez que ha demandado la banca, sin restricción, han sido medidas que ha sabido acompasar con otros banqueros centrales en acciones conjuntas acertadas y eficaces. No obstante, sus detractores le seguirán acusando, primero, de haber dejado caer a Lehman Brothers; segundo, de haber tardado en tomar las medidas ante los primeros indicios de la crisis subprime, y, tercero, de ser copartícipe de no haber atajado la burbuja inmobiliaria, pues desde 2002 era miembro de la Reserva Federal que entonces presidía Alan Greenspan. Sólo el tiempo dirá si estas críticas son acertadas. Lo cierto es que, hoy por hoy, La apuesta de Barack Obama es inteligente y su resultado, de la mano de las señales positivas que la economía empieza a dar, será inyectar confianza a los mercados.
De este nombramiento conviene sacar una lección paralela. El presidente demócrata ha cumplido con la sanísima tradición de que los máximos directivos de la Fed no se condicionan por el color del partido en el Gobierno. Bernanke fue puesto en el cargo en 2006 por George Bush, tal vez el presidente de EE UU más alejado ideológica e intelectualmente de Barack Obama, su sucesor. Sin embargo, eso no ha impedido que los demócratas hayan sabido apreciar el trabajo de Bernanke. La tradición de casos así es larga en EE UU, y representa un muy saludable respeto democrático por las instituciones. El premio a la valía profesional, y no la simple adscripción política, es un modelo a imitar. Desde ese punto de vista, la ratificación de Ben Bernanke por el demócrata Barack Obama es también una iniciativa para la reflexión, especialmente en la clase política española.