La extraña pareja de Deutsche
El Deutsche Bank está saliendo al rescate de Sal. Oppenheim. La gestora de patrimonios alemana de 220 años de edad sobrevivió a varios Gobiernos y a dos guerras mundiales, pero casi se ahoga con la actual crisis. El rescate estatal de un banco de superricos no era factible semanas antes de las elecciones nacionales.
El mayor banco alemán aún está llevando a cabo diligencias con un ojo puesto en la adquisición de parte de él, pero también ha decidido prestar al círculo de propietarios de Sal. Oppenheim 300 millones de euros para ayudar en su recapitalización.
La independencia de Sal. Oppenheim ha sido puesta en peligro por sus primeras pérdidas anuales desde la Segunda Guerra Mundial. Sus estrechos lazos con la millonaria Madeleine Schickedanz ayudó a acomodar el banco cuando compró el 28,7% de Arcandor, el retailer alemán que luego cayó en bancarrota.
La respuesta de la familia de propietarios de Sal. Oppenheim fue meter 200 millones más en diciembre. También intentó venderse poco a poco el banco de inversiones BHF.
Pero las ayudas del Deutsche Bank no son precisamente altruistas. Su inversión en Sal. Oppenheim puede ayudarla a mejorar sus precios en banca privada y gestión de patrimonios. Pero un partnership estratégico o un holding minoritario no son fórmulas que garanticen el éxito.
Sal. Oppenheim necesita aún encontrar un comprador para BHF, aunque a los clientes de la banca privada puede no gustarles ligarse a un gran banco. Un problema más para el Deutsche.
Por Jeffrey Goldfarb