La piedra de toque del Gobierno
Así ha calificado el presidente del Gobierno al proyecto de ley de Economía Sostenible, la norma que pretende instaurar un nuevo modelo centrado en la innovación, el conocimiento y las energías renovables. Una norma a la que falta un complejo recorrido legislativo. El otro epicentro de preocupación, el desempleo, sin que todavía se haya tocado fondo. En este ámbito una medida asistencial, prometida unilateralmente al romperse el diálogo social. 420 euros para desempleados que han perdido su cobertura económica, 14 euros al día, a cambio de comprometerse a seguir itinerarios de formación. Respuesta necesaria, vital y justa, pero que en nada afronta el enorme problema estructural del desempleo. Ayuda limitada y extraordinaria. Que nadie olvide que hay un millón de familias que tienen a todos sus miembros en paro. Un guiño a los cientos de miles de autónomos que podrán acceder a una mínima cobertura de desempleo. Pero el Gobierno no implementa medidas de choque, de reactivación de la economía y del empleo. Es la cruda y amarga realidad. Satisfacción en el Consejo de Ministros ante las cámaras, nada más. Misión cumplida en este mes de estío. Batería incoherente de medidas.
Nada nuevo, veremos si este es el margen último de actuación para paliar el brioso embate de esta crisis que ha dejado una fuerte recesión y desastres de difícil superación. Demasiado dinero dilapidado en estos últimos años, ingresos cada vez más escasos y un gasto público desmedido, incluso irracional, avizoran una perspectiva poco halagüeña. Hay que hacer frente a pagos inmediatos, cíclicos, y los fondos tocan arrebato. La ministra de Economía apela a la ayuda de las entidades financieras, justo el mismo día en que en la eurozona, Alemania, todavía motor de Europa, y Francia repuntan, sorpresivamente, en al tiempo que el BCE anuncia que la recesión toca fondo.
Un amplio paquete de medidas no todas de contenido económico, huida hacia adelante apelando a la próxima Presidencia europea. Fuegos de artificio y agenda social. Combatir la crisis económica requiere audacia, riesgo, no ir continuamente a remolque, parcheando.
Hoy necesario reflexionar y proponer una reforma del mercado de trabajo, mayor flexibilidad que no tiene que ir necesariamente en contra de la seguridad. España necesita ser más competitiva. Hay margen, se puede hacer, como también reducir las contribuciones a la Seguridad Social. Hay que reducir el gasto, racionalizarlo y contener el déficit, alarmante y verdadero y drástico problema para la salida de la crisis.
Sería un error paliarlo con una subida fiscal improvisada, algo que no empieza a ser descartable. Y entre otras medidas hace falta una apuesta nítida y desacomplejada de la energía nuclear. Una energía barata que nos haga competitivos.
Abel Veiga Copo. Profesor de la Universidad de Comillas