Una retirada parcial

Durante semanas, fuentes conectadas a las autoridades chinas sugerían que se acusaría a los ejecutivos de Río Tinto arrestados desde julio de robar secretos de estado, pero ahora Pekín acaba de anunciar que los cargos son menores: concretamente robo de secretos comerciales y soborno. La acusación todavía no es formal, pero la orden de arresto permite retener a los empleados durante la investigación.

La degradación de las acusaciones es bienvenida. Los rumores de espionaje anteriores tenían penas potenciales de cadena perpetua mientras que los crímenes comerciales podrían castigarse con una multa o un periodo de cárcel de, como mucho, siete años. Los acusados podrán recibir asesoría legal, según fuentes próximas al caso.

No serán los únicos que recobrarán la tranquilidad. China está intentando despolitizar un caso ampliamente ligado a las actuales negociaciones sobre sus importaciones de hierro y la decisión de Río de rechazar una inversión china en enero. El anuncio sugiere que China está al menos siguiendo sus propios procedimientos legales, que de hecho obligan a las autoridades a justificar un arresto dentro del plazo de 37 días.

Pero el caso está lejos de cerrarse. Quizás queden meses de incertidumbre mientras Río espera la formalización de las acusaciones. Los expertos legales advierten que las razones de la detención también pueden cambiar. No está claro si a los empleados de la minera se les permitirá un juicio abierto si llega el caso. Un paso atrás no es lo mismo que una retirada completa.

Una Galani