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Tribuna
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Gestión para la crisis

A nadie se le escapa que atravesamos una crisis, cuya duración y consecuencias, y esta es la novedad sobre otras, nadie se atreve vaticinar. El presidente del Gobierno, en su papel de optimista antropológico, preconiza que va a ser corta. Algunos presidentes autonómicos, gente bien informada, son más pesimistas. Los alcaldes no reconocen que sus corporaciones están en quiebra más que en privado, los banqueros, y esto me preocupa más, se limitan a practicar la política más conservadora hasta ahora conocida a riesgo de dejar en la cuneta a miles de pequeñas y medianas empresas que no ven renovadas sus líneas de crédito.

¿Qué nos queda? Aparte de lamentarlo mucho, de levantar la voz en favor de una gestión más profesional y transparente en bancos y administraciones y de recordar lo que hace más de quince años, en plena crisis de los noventa decía el entonces presidente de Sony, Akio Morita: "la recesión actual es una oportunidad para rechazar el deseo de hacerse rico rápidamente y renovar el compromiso a favor de las empresas que crean valor añadido"

Podemos, debemos hacer mucho y, sobre todo, tenemos que aprovechar la coyuntura para salir reforzados después de hacer bien los deberes, aprendiendo y desaprendiendo, quitándonos de encima algunas anclas que nos impiden cambiar, arriesgando allí donde nunca quisimos hacerlo.

Hablando de las empresas, hay que empezar por dejar de utilizar el término crisis y hablar de cambio, porque al final, crisis no significa más que un cambio. En los últimos meses todos nos hemos familiarizado con la etimología de la palabra, pero no sé si realmente ha calado su significado.

Cuando Kottler explica las claves del cambio habla de "crear el equipo conductor". Son estos líderes los que tienen que decidir que vale la pena poner en práctica. Cuando hablamos de incorporación de talento y experiencia, de dar entrada no sólo a capital externo sino a personas, con sus ideas, sus experiencias, de flexibilizar las estructuras, de tomar decisiones difíciles… no podemos ignorar la cantidad de profesionales de primer nivel que debido a la situación actual están "disponibles" para poder ayudar a las empresas a realizar estos cambios tan necesarios, a colaborar con los comités de dirección para acelerar los cambios, a aportar sus ideas para hacer más eficaz y eficiente este cambio… en definitiva, que las herramientas existen y lo único que hay que hacer es utilizarlas.

Se le puede llamar interim management, dirección de transición, mejora de procesos, o como se quiera pero el concepto es claro. Ya no hay excusas… ni tiempo en muchos casos. Sepamos aprovecharlo.

Francesc González Navarro. Socio director de ICSA, Recursos Humanos

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