_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un diálogo a dos bandas que evite fracasos

El secretario general de la CEOE, José María Lacasa, anuncia hoy en las páginas de este periódico que la patronal intentará desbloquear el diálogo social impulsando una negociación a dos bandas entre ellos y los sindicatos. Lo que no tiene porque cerrar la puerta a una tercera vía paralela en la que junto a los agentes sociales participe el Gobierno. La agria ruptura a mediados de julio es una situación lamentable ya que ha imposibilitado que se tomen medidas para atajar el dramático paro en España, que puede acercarse peligrosamente a los cinco millones de desempleados.

Por tanto, recomponerlo debería ser una obsesión no sólo para la patronal, sino también para los sindicatos y especialmente para el Gobierno. Sensatamente, la CEOE prefiere pasar página y no encrispar el ambiente buscando culpables de la ruptura; aunque tampoco quiere asumir tal responsabilidad. Sencillamente, han defendido que el acuerdo que planteaba el Gobierno no es la solución que necesita la economía en España.

A tal fin, su propuesta de retomar la negociación de forma bilateral es una buena solución. Se ha experimentado en otras fases del diálogo social con excelentes resultados, pues generalmente los agentes sociales han mantenido una posición muy pragmática para encontrar soluciones que puedan satisfacer ambas partes. Y unos y otros han sabido ceder para alcanzar acuerdos. La participación del Gobierno se ha limitado en estos casos a rubricar y tutelar discretamente un proceso que genere soluciones eficaces y pactadas.

En esta ocasión, la participación del Ejecutivo al más alto nivel -apadrinado por el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero- ha descompensado la negociación, pues en todo momento ha descartado la posibilidad de reformas en el mercado laboral reforzando las tesis de los sindicatos. Seguro que los agentes sociales podrían avanzar, aunque lentamente, si el Gobierno se queda fuera de la mesa, al menos en una fase previa. Aunque para ello, es imprescindible que haya una voluntad compartida de reformar las actuales condiciones laborales como se viene demandando por expertos tanto nacionales como internacionales. En este sentido, de poco serviría que el Gobierno se ausentase formalmente de la negociación si de facto mantiene su larga sombra sobre la mesa al negarse a afrontar una reforma laboral.

En definitiva, antes o después tendrá que abordar los cambios legislativos para romper la dualidad existente entre trabajadores fijos protegidos y temporales en condiciones precarias. Si el Ejecutivo no permite que los agentes sociales lleguen a un acuerdo, tendrá la obligación de afrontar la reforma en solitario. Porque le guste o no, el actual sistema laboral es una de las mayores trabas para el cambio de modelo productivo que tanto ambiciona.

Archivado En

_
_