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Columna
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Un recurso capital

Los bancos están tirando de la magia de las retitulizaciones para minimizar el capital regulatorio que necesitan para los activos dudosos respaldados por titulizaciones. Pero la renovación de estos instrumentos para rescatar sus calificaciones crediticias deja los activos subyacentes y sus posibles pérdidas tal y como estaban. Es un nuevo caso en el que los reguladores confían demasiado en las calificaciones.

En esencia, el procedimiento implica tomar la porción calificada como triple-A de una titulización respaldada por activos cuya calificación está en peligro de degradación y cambiar un porcentaje de sus activos por un nuevo tramo subordinado. Esto da más solidez al resto del bono triple-A, y permite evitar la degradación.

El fondo de activos, y la cartera de posibles pérdidas, continúan igual. Pero el total de capital regulatorio que se necesita para respaldar el instrumento reestructurado puede ser significativamente menor. Esto está en el interés de las compañías financieras que tienen bonos. Si tiene o no sentido para los reguladores es otro tema.

La retitulización será útil para todos si pone los requisitos de capital de seguridad en mejor sintonía con las posibles pérdidas netas de los fondos de activos. Pero si baja demasiado los requisitos, podría dejar a los propietarios operar con una libertad peligrosa.

Lo ideal sería que los reguladores establecieran los requisitos de estos instrumentos de acuerdo a sus posibles pérdidas. Desafortunadamente, no tienen capacidad de análisis para ello, así que externalizan la función a las agencias de rating. Dado el recorrido reciente de estos organismos en la calificación de instrumentos financieros estructurados, eso representa un complicado acto de fe.

Dwight Cass

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