'Microhoo' da un claro ganador
El acuerdo anunciado entre Microsoft y Yahoo supone hasta la fecha el mayor desafío a Google, el rey indiscutible de internet. Pero, de momento, es sólo eso: un desafío que habrá que ver en qué acaba. Sobre el papel, el acuerdo, que supone de forma muy resumida que Bing será el buscador utilizado por Microsoft y por Yahoo en todas sus webs y que ésta a cambio gestionará la publicidad premium (es decir, las de las grandes compañías que necesitan un trato personalizado) asociadas a las búsquedas de ambas empresas, tiene todas las papeletas para crear una alternativa viable frente al dominio del gigante de las búsquedas en el negocio de la publicidad.
La alianza se vendía con un dato que hace confiar que eso podría ser así: la unificación de los sistemas de búsquedas de Microsoft y Yahoo dará a éstas una cuota combinada en ese mercado del 28% en EE UU, donde Google tiene el 70%. Tanto Steve Ballmer, consejero delegado de Microsoft, como Carol Bartz, su homóloga en Yahoo, repitieron una palabra clave: escala. Sin ella saben que es imposible construir una alternativa creíble a Google. Sin embargo, y pese a que el mercado debería aplaudir que por fin haya competencia en un negocio como el de las búsquedas y la publicidad online -casi monopolizado por Google (el buscador tiene en España 22 millones de usuarios únicos en Google Search, frente a los 2,5 millones y los cuatro millones que tienen Yahoo y Microsoft según Nielsen)-, en Wall Street no se recibió con mucho entusiasmo el anuncio. Las acciones de Yahoo cayeron un 12%, debido a que el mercado interpretó la alianza como la puntilla para una lenta agonía de una de las empresas más emblemáticas de la era de internet.
Para empezar, la tecnología de búsquedas que se impone entre ambos socios es la de Microsoft, con su nuevo motor de búsquedas Bing, que está demostrando desde su lanzamiento en mayo que puede dar batalla a un Google que, pese a ser el líder en este negocio, parece más volcado en innovar hacia otras áreas como la de las aplicaciones o sistemas operativos que en la mejora de su producto estrella. También se impone la plataforma de Microsoft AdCenter para gestionar la publicidad de ambas firmas. Además, para colmo, Yahoo cede a la compañía de Ballmer una licencia exclusiva por 10 años de sus tecnologías de búsquedas. A cambio, el portal no recibe dinero alguno por adelantado. Más de un inversor debió recordar ayer las palabras de Bartz cuando, al poco de llegar a la cúpula de Yahoo, aseguró que cualquier pacto con Microsoft exigiría a la empresa de Bill Gates "una suma enorme de dinero".
Es cierto que a Microsoft el acuerdo no le saldrá gratis. Pagará a Yahoo el 88% de los ingresos por publicidad en búsquedas que se produzcan en los sitios del portal durante los primeros cinco años, pero eso no llegará hasta 2010. Una suma nada desdeñable, que permitirá respirar a Yahoo golpeada por la crisis y la competencia de redes sociales y portales verticales, y le dará tiempo para orientar su modelo de negocio.
Pero los términos del acuerdo también dan pie a pensar que Microsoft ha logrado tomar el control de los activos de Yahoo que ya le interesaban cuando lanzó la opa sobre esta firma en febrero de 2008, y ello sin tener que pagar los 47.500 millones de dólares que ofreció y sin tener que sufrir las complicaciones de una integración.
Por tanto, el dinero que desembolsará Microsoft no es nada comparable con aquella cifra, que ya resultó escasa a Jerry Yang, cofundador de Yahoo. Y ridícula si se confirma como muchos analistas sospechan que con este acuerdo Microsoft remata el abrazo del oso a un rival, Yahoo, que parece tirar la toalla, aunque lo niegue, como buscador y centrar su actividad como portal de contenidos (de ahí la sonada renovación de su página de inicio) y como gestor de publicidad. Habrá que ver si es suficiente para sobrevivir como empresa independiente. Y si "Microhoo" puede alcanzar a Google.