La UE pondrá fecha a la unificación europea de las operaciones online
Bruselas estudia la posibilidad de fijar una fecha de caducidad para los sistemas nacionales de transferencias y domiciliaciones. La Comisión Europea (CE) ha abierto una consulta pública para saber si esto ayudaría a generalizar las modalidades comunitarias de pago electrónico (operaciones SEPA).
La UE se ha fijado como meta extender a los desembolsos electrónicos la unidad monetaria real que existe en el ámbito de los billetes y las monedas. A tal fin, ha creado unos estándares técnicos paneuropeos que sustituirán a los protocolos de actuación que, hoy por hoy, están en vigor en cada país. Y aunque se ha establecido un calendario de aplicación de los nuevos mecanismos, parece que el mercado se muestra renuente a adoptarlos.
Para vencer la fuerza de la costumbre y asegurarse de que la zona única de pagos del euro (SEPA, en sus siglas en inglés) se convierte en una realidad a todos los efectos, la CE contempla fijar una fecha de caducidad para los sistemas de domiciliaciones y transferencias nacionales.
El pasado 8 de junio, la dirección general de Mercado Interior abrió un proceso de consulta -que se prolongará hasta el 3 de agosto- en el que solicita a la banca, las empresas en general y a las organizaciones de consumidores si es necesario fijar una fecha de defunción para las operativas de pago electrónico de cada país.
"Fijar una fecha clara de caducidad para la migración de los servicios antiguos hacia los productos SEPA aportaría certidumbre a los grupos de interés, les permitiría adoptar un plan de migración adecuado y asignar los recursos económicos necesarios", afirma la nota emitida por Bruselas.
Cinco años como máximo
El Consejo Europeo de Pagos (EPC), el foro creado por la banca europea para coordinar todas las tareas ligadas con la industria de pagos, adoptó el pasado 31 de marzo una resolución en la que establecía que era necesario disponer de una fecha límite para adaptar transferencias y adeudos a los requisitos SEPA. En su opinión, bastarían entre tres y cinco años para acabar con los antiguos protocolos.
La transferencia SEPA (SCT) está disponible en toda Europa desde enero de 2008. Sin embargo, en España apenas representaba hasta junio un 1% de los mandatos de pago realizados. La domiciliación SEPA (SDD) será ofrecida por las entidades a partir del próximo noviembre.
La CE se muestra abierta a que haya fechas de caducidad distintas para transferencias y adeudos nacionales. Asimismo, ve posible que los calendarios de extinción varíen de país a país. E incluso, que en lugar de ser dictaminados por algún regulador los decida el propio mercado. De un modo u otro, buena parte del éxito en la adopción de la SEPA depende de la actitud que muestren la banca, las grandes empresas y la Administración hacia los nuevos estándares.
De hecho, el plan español de acción para SEPA insta a la Administraciones y a las grandes empresas a desviar progresivamente su tráfico de transferencias hacia los nuevos instrumentos de pago, con la esperanza de que, a finales de 2010, todas sus operativa se efectúe con el nuevo estándar.
Algunos actores de peso ven SEPA con malos ojos. Estiman que el sistema español funciona técnicamente bien y facilita el cobro de recibos porque limita el plazo de devolución (luz, agua, gas o teléfono) por parte del cliente a 30 días, frente a las ocho semanas que ofrece el método europeo.
Calendario de transición
Enero de 2008, se ponen en marcha las transferencias SEPA (SCT) en toda Europa.Noviembre de 2009, comienzan a operar las domiciliaciones SEPA (SDD). Todas las entidades financieras deben ser capaces de tramitar estos adeudos en 2010.Diciembre de 2010, todas las tarjetas, cajeros y datáfonos deben ser compatibles con la tecnología chip.
Bruselas desea facilitar el cambio de cuenta corriente
Una de las obsesiones de las autoridades comunitarias en cualquier campo comercial es fomentar la competencia. Y en el ámbito financiero eso implica facilitar que los clientes tengan todas las facilidades posibles para cambiar de entidad.Las patronales financieras -agrupadas en el Comité de la Industria Bancaria Europea (EBIC)- consideran que la forma más eficiente de lograr esto es que el "nuevo banco" del particular se haga cargo de canalizar el traspaso de la información necesaria y ayude a su nuevo cliente a que su entidad anterior proceda a la transferencia de fondos de la antigua cuenta, así como a su cierre.Diversas fuentes bancarias consultadas coinciden que esta iniciativa no afecta a España porque las entidades ya cumplen esos niveles de atención. Desde su punto de vista, la medida va dirigida a otros países donde cambiar de banco puede ser un auténtico calvario.
El toro de las tarjetas con chip se aproxima a la banca española
La adopción de la SEPA también abarca el mundo de las tarjetas. En este campo, la zona única de pagos ha establecido un estándar común para toda Europa: la tecnología EMV. Los nuevos plásticos, además de la banda magnética, tienen un chip incorporado. Cuando su titular paga, en lugar de dejar su firma debe teclear su número de identificación personal (PIN).Esto incrementa la seguridad de la transacción, pero en España el fraude ya es mínimo. Por eso, los bancos y cajas nacionales apenas han emitido tarjetas EMV -sólo representan el 9,5% sobre un parque de 75,8 millones de unidades-. El problema es que, para finales de 2010, deben haber renovado todos sus plásticos. El observatorio de seguimiento de la SEPA en el país reconoció en junio que en la industria hay serias dudas sobre si los fabricantes de plásticos serán capaces de atender el pico de demanda que surgirá conforme se aproxime esa fecha.