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Secretos de despacho

Vitalidad y entusiasmo en Macsa

Piñot dirige la firma de maquinaria de marcaje desde su sede en Manresa.

Jordi Piñot (Manresa, Barcelona, 1962) parece un hombre muy tranquilo, pero su tranquilidad no está reñida con una vitalidad sorprendente. La que se necesita para estar constantemente viajando por el mundo. Y no es una exageración. "El lunes de hace tres semanas trabajé aquí en Manresa, cogí un avión por la noche para estar el martes en São Paulo viendo a un distribuidor, el jueves llegué a Bangkok, (Tailandia), después fui a Taiwán, y las siguientes etapa del viaje fueron San Francisco, Dallas y México DF. En total, de los 15 días que estuve fuera sólo dormí cuatro noches en hotel", explica, atribuyendo el mérito de la complicada coordinación del periplo a Marta, su secretaria. "Son viajes muy bien montados, calculados al milímetro, me resultan muy provechosos. En este último estuve en cuatro ferias internacionales que se solapaban, visite 12 empresas colaboradoras y vi novedades importantísimas".

Lo impresionante de Piñot es que repite un viaje similar cada mes y medio o cada dos meses desde hace 18 años, los que lleva al frente de la compañía leva al frente de la compañía fabricante de maquinaria para marcaje y codificación, 100% propiedad de su familia. "Han intentado comprarnos alguna vez, pero he pensado ¿qué hacemos con el dinero?, ¿montar otro negocio? ¿y si no me divierto tanto como con este?"

El despacho de Piñot tiene mucha luz. Entra por el ventanal de una pared y por otras dos de cristal que hacen que no exista barrera visual entre él y el resto del personal de la oficina. Encima de uno de los muebles bajos tiene una hilera de libros, entre los que predominan los de gestión empresarial. "Aprovecho los viajes en avión para leer". Recomienda entre otros, Fueras de serie, de Malcom Gladwell, y Tráguese ese sapo, de Brian Tracy.

"El trabajo interno lo tenemos muy bien liderado con los jefes de departamento, yo puedo dedicarme a tener contacto con el exterior", explica Piñot. Siempre que puede asiste al comité de dirección diario de 20 o 30 minutos de duración, "que persigue que seamos nosotros los que nos montemos el día, no puede ser que el comité de dirección sea reactivo y marque su agenda en función de lo que entra por el correo electrónico". Por eso, los seis miembros del comité de dirección tienen prohibido abrir el Outlook hasta después de las nueve de la mañana. Cuando está en el despacho, Piñot empieza la jornada sobre las ocho y media de la mañana y la acaba a las siete y media u ocho de la tarde.

Las raíces de Macsa se remontan a 1908. De ese año datan los primeros documentos que se tienen de Framun (acrónimo del fundador de la sociedad Francesc Muncunill, el tío abuelo de Jordi Piñot), una empresa dedicada, aún hoy, a la producción de sellos de caucho. "Hace 25 o 30 años los clientes nos empezaron a solicitar máquinas para imprimir las fechas de caducidad en productos de alimentación, era una actividad nueva, con clientes diferentes, y lo que nació como una división de Framun se separó de la matriz en 1983 y se convirtió en Macsa". Ahora, el suyo es un sector de crecimiento ya que son muchas las empresas que quieren implantar procesos de trazabilidad de sus productos "porque resulta muy útil si llega el momento de tener que retirar algún producto del mercado".

El año pasado Macsa facturó 20 millones, una cifra que Piñot espera mantener a pesar de la crisis. "Nos ha afectado, como a todo el mundo, pero después de un primer trimestre tristón vamos a cerrar como en 2008, el año de mayor facturación de nuestra historia". Cuando la economía vuelva a recuperarse, Macsa tiene previsto implantarse en Inglaterra, Francia, Italia y Alemania, a través de la compra de empresas locales. En la actualidad el 50% de la facturación procede de fuera de España y Portugal.

El 2 de agosto Piñot empieza su próximo viaje. Esta vez visitará Dubai, Bombay, Tailandia, Singapur y Taiwán "para cerrar tratos abiertos hace unos meses". Tiene la semana que viene para visitar Oporto, Madrid y alguna ciudad alemana. "Aguanto el ritmo perfectamente, de hecho, cuando estoy aquí sentado más de un mes ya empiezo a agobiarme". ¿Qué hace para mantenerse en forma? "Tengo cuatro hijos, de 16 años el mayor y de un año y medio el pequeño", contesta convencido de que no es necesario añadir una palabra más.

Estrategias de Troya y alas de Pegaso

En un rincón del despacho de Jordi Piñot hay una figura que evoca a un caballo de Troya con alas. "Lo recibe cada año un trabajador, el que por votación se decide que ha hecho más por la empresa". La figura alude a la capacidad estratégica "de ganar con pocos recursos" y la necesidad de unas alas que permitan volar.

Para Piñot las cualidades más importante de un empleado deben ser la honestidad y la capacidad para emprender. "Somos una empresa de 100 trabajadores que exporta tecnología láser, necesitamos gente emprendedora, aunque se equivoquen de vez en cuando", afirma.

En la pared de detrás de la mesa, hay varias fotografías de los cuatro hijos de Piñot, pero nada en su espacio de trabajo revela la que ahora es su otra gran pasión: la producción de vino. Ha plantado viñas en una finca familiar en Sant Llorenç de Morunys (Lérida) en el Prepirineo catalán. Explica entusiasmado que las viñas están subiendo de altura por el cambio climático y que el contraste entre las temperaturas altas del día y las bajas de la noche proporcionan caldos "muy especiales". "Queremos un vino de mucha calidad, en unos cuatro años veremos el resultado".

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