Una subida silenciosa
El petróleo ha sido uno de los protagonistas que poco ruido ha hecho durante este último semestre. Mucho se ha hablado de la revalorización desde mínimos de los mercados bursátiles, pero poco sobre la subida de las materias primas.
En marzo, el petróleo retrocedió hasta el nivel de 34 dólares, en medio de un temor generalizado de colapso financiero y el principio de los famosos brotes verdes. Gracias a este verdor vimos un giro en forma de V del mercado, dejando a gran parte del consenso anonadados viendo cómo el mercado subía con fuerza y rompía resistencia tras resistencia.
Los mercados se sentían confiados y se empezaba a descontar una rápida salida a la crisis, primero las financieras, con constructoras, pero ante las buenas encuestas (repito, encuestas), las compras llegaron a las materias primas, donde el petróleo se unió a la fiesta alcista, llegando en un mes a superar la zona de los 50 dólares, tomándose luego un pequeño respiro para romper este nivel en mayo, cuando superó los 70 dólares por barril, y parece que quiere consolidarse a estos niveles. Aunque estamos en una época de fuerte demanda en Estados Unidos que podría volver a tensionar el precio.
Esto debería ser una buena noticia, si la fuerte recuperación viniera por parte de un incremento en la demanda, debido a la mejora real de la economía. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha recortado las perspectivas de consumo mundial hasta 2014, incrementando el volumen excedentario, que según la AIE, se ira recortando a partir de 2010. Podemos desprender de este informe que el precio del petróleo no se corresponde a la coyuntura económica actual. Son unos niveles que en un entorno con mejor visibilidad no incomodarían, pero ahora hacen saltar las alarmas por el peligro de que pudiera retrasar la salida de esta crisis.
¿Por qué ha estado subiendo? Otros factores están aupando a este subyacente. Los agentes buscan oportunidades en los mercados globales y podrían haber encontrado un nicho, invirtiendo en contra del dólar y a favor del petróleo. Esto no es nuevo. Sólo recordar la burbuja que sufrimos no hace mucho, cuando llegamos a ver el crudo en 150 dólares con la ayuda de un billete verde débil. Otro factor del incremento de la demanda es la posibilidad de uso como cobertura ante unas perspectivas de inflación provocada por las ingentes y necesarias inyecciones de capital.
El petróleo es y será un buen termómetro del estado o perspectivas económicas, pero cada vez se está convirtiendo, para los grandes fondos, en un activo más donde diversificar sus carteras. El acceso a los mercados internacionales está cambiando y es cada día más fácil invertir en ellos, abriendo a los inversores particulares nuevos caminos.
Daniel García Rojí. Director de Estrategia de Mercado de IG Markets