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Tribuna
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Las gafas de cerca

Hablar de la coyuntura turística se parece bastante a colocarse unas gafas de ver cerca. Disculpen lo cotidiano del ejemplo; no digo que nuestro sector tenga la vista cansada, aunque sea maduro y experimentado, y lleve décadas liderando, junto a la construcción, la economía del país. Me refiero a que analizar la situación obliga a aguzar la vista para leer con detenimiento los mensajes que la actualidad nos manda. Y la verdad es que éstos son poco alentadores.

En junio, la Federación Española de Asociaciones de Agencias de Viajes (Feaav) apuntaba que las reservas de las agencias de viajes estaban un 10% por debajo de las de hace un año. Ese mes, la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) estimaba una caída de la ocupación hotelera del 5%. Y eso por no mencionar la situación de las aerolíneas, víctimas, entre otros males, de una caída del tráfico aéreo que AENA cifra en un 14% de enero a mayo.

Sin embargo, ponerse las gafas para leer los datos sobre el papel tiene sus riesgos, y centrarse en la incontestable contundencia del dato en crudo también puede hacernos perder la perspectiva. De hecho, no hay como mirar a distancia con las gafas de cerca para darse cuenta de lo deformada que puede verse la realidad. Porque a pesar de los desafíos que la coyuntura impone, otros indicadores matizan el pesimismo y dan cuenta de la fortaleza del turismo en comparación con otros ámbitos de actividad.

La contracción de la demanda es innegable, pero el desempleo en el sector turístico se encuentra cuatro puntos por debajo de la media nacional y, aunque baja la llegada de turistas extranjeros, su gasto medio en destino decrece en una proporción menor. A esto se suma la incorporación definitiva del viaje en la cultura del ocio para el español medio, que sigue yéndose de vacaciones aunque sea a destinos más próximos, estancias más cortas y recortando el gasto, optando en muchos casos por ofertas de ultimísima hora que hacen que sea prácticamente imposible aventurar previsiones de ocupación para esta temporada.

Pero ver las cosas con perspectiva, por encima de la crisis, no significa tranquilizarse ante la certeza de que llegarán tiempos mejores. Significa desprenderse de la inercia que ha llevado de la mano al sector turístico durante tantos años y emprender una serie de cambios estructurales que hagan posible la sostenibilidad del modelo.

No podemos seguir caminando divididos, las políticas nacionales, autonómicas y locales han de discurrir en paralelo, evitando duplicidades, y las empresas debemos ser valientes e innovar en el sentido más amplio de la palabra, apostando por la tecnología, la formación, la especialización y la diversificación y poniendo en marcha alianzas y estrategias comerciales audaces y originales.

Tenemos mucho que aprender de esta crisis que nos obliga a estar bien atentos y con los cinco sentidos puestos en el negocio. O sea que abramos bien los ojos: hoy, menos que nunca, podemos permitirnos ser miopes.

Paul de Villiers. Director general de Amadeus España

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