"No nos podemos venir abajo, hay que innovar"
Es el alma de la cadena de hoteles de lujo en la que también participa la familia Koplowitz, cuyo emblema es el bienestar.
Intenta transmitir a lo largo de la conversación que el estrés no va con él y que lo que verdaderemente le preocupa es velar por el confort y el sueño de sus huéspedes. Es licenciado en Económicas, antes de dedicarse a la hostelería, trabajó en Arthur Andersen y en Seat. Fue director corporativo de NH Hoteles y socio fundador de AC Hotels.
¿El sector hotelero está tocado por la crisis?
En estos momentos, el optimismo es racional, hay que sacar toda la energía que se pueda y desarrollar aquello que cada uno se proponga. La crisis se nota en todos los sectores pero creo que también supone una oportunidad para reinventarse, avanzar y poner de manifiesto todo lo esencial, que es lo que acaba por tener éxito. La prestación de un servicio es lo que ayudará a mejorar la calidad de vida de las personas. Nuestro objetivo como cadena hotelera es mejorar la calidad del sueño y el bienestar de las personas. Conciliar el sueño es nuestro bien más preciado. Un sueño reparador ayuda a concebir lo importante de las cosas, proporciona equilibrio, ayuda a dar energía para afrontar los hechos con optimismo. El sector turístico ha caído, pero no hay que venirse abajo, lo que nosotros hacemos es innovar, proyectando un servicio de bienestar, abriendo zonas de spa y mejorando la calidad del sueño para que las personas alcancen el equilibrio.
¿Qué valor añadido aporta usted a Hospes?
Fundamentalmente competitividad. Mi experiencia en el sector del automóvil me ha ayudado a diseñar la empresa desde un punto de vista diferente, sobre todo para afrontar el momento que vivimos. Mi paso por la auditora Arthur Andersen me ha proporcionado la rapidez para detectar una solución y enfocar diferentes opciones para afrontar cada problema.
Arthur Andersen dicen que fue una buena escuela para profesionales que ocupan puestos de responsabilidad dentro de las empresas.
Sobre todo fue una escuela en cuanto a la actitud ética para afrontar la vida y los negocios. Cuando estuve en Seat coincidió con la introducción de los círculos de calidad, con la irrupción de los japoneses en el sector del automóvil. Había que rediseñar el sector, era la época de Ignacio López de Arriortúa se refiere al ejecutivo español fichado por General Motors y que aplicó una metodología de gestión basada principalmente en el ahorro y la medición de resultados, que marcó una época con su paradigma y su aportación de soluciones además de convencer a la gente de que es el camino para hacer bien las cosas.
Después fichó por NH Hoteles.
Participé en el lanzamiento de la cadena y en el desarrollo, eso me permitió compartir experiencias novedosas y aprender de un excelente equipo. Del sector automovilístico me maravilló la capacidad para buscar soluciones que nunca tienen límite. Todo surge del esfuerzo y del sacrificio. Yo soy un corredor de fondo y en el mundo de los negocios si quieres hacer algo tienes que tener pasión y energía.
¿Cómo definiría a su la cadena hotelera?
Se trata de una empresa que facilita el sueño y el descanso, y para ello hay que tener una actitud ética. No se consigue todo esto si no generas confianza y seduces al cliente. La rentabilidad en los negocios es básica, siempre y cuando sea un símbolo de que las cosas se hacen bien y se transmiten servicios y valores.
¿Hasta qué punto cuidan los temas de responsabilidad social corporativa?
Nuestro mayor compromiso tiene que ver con nuestro objetivo, cuidar del sueño de las personas, que es lo que les da energía. Creo que las personas tienen que saber lo que hacemos, hay mucha gente que trabaja en esta empresa para cuidar del sueño de los clientes. Puedes tener un maravilloso día si has dormido bien. Qué básico.
¿Qué es lo más difícil en la puesta en marcha de un hotel?
Sin duda, buscar a las personas idóneas, aquellas que piensan que con el trabajo que realizan están haciendo algo importante en su vida. El motor de esta empresa es el equipo y éste será mucho más potente si está convencido de que está haciendo algo extraordinario. Una persona puede conseguir que las personas que vienen a Hospes duerman bien y eso es algo maravilloso, conseguir que duerman, sueñen y descansen. Lo más difícil es que las personas sientan que están haciendo algo importante y que nos es necesario que alguien les diga que es importante. Si no tienes pasión por lo que haces difícilmente vas a conseguir transmitir esa valía. Y si lo haces acabas soñando. En Hospes trabajan 560 personas y es su gran fuerza. El gran drama de esta crisis es el desempleo. Nosotros estamos intentando mantener los puestos de trabajo y crearemos con la apertura de nuevos hoteles 60 puestos de trabajo en dos años, 40 de ellos serán en Málaga.
¿Se implica usted en la selección del personal?
Por supuesto, velo sobre todo por todo aquello que va a tener relación directa con el cliente y con el empleado. A través de los empleados voy a llegar al cliente, que es alguien con personalidad, cultura, inteligencia, que quiere descubrir su camino, que juzga todo lo que es importante en su vida, que valora lo sencillo, pero sobre todo huye de lo que no es genuino y de lo que no está en equilibrio con su mundo.
¿Cómo define su estilo de dirección?
Apasionado. El tiempo que vivimos lo tenemos que emplear en cosas que nos hagan sentir que llevamos una vida llevadera y gratificante. No percibo la vida sin pasión por lo que hago. Necesito estar rodeado de energía para afrontar los problemas del día a día.
"Nada me quita el sueño porque estoy convencido de lo que hago"
No pierde el sueño, porque está convencido de todo lo que hace. Antonio Pérez Navarro, accionista junto a la sociedad Fonsagrada, de la familia Koplowitz; el grupo Arehold, perteneciente a la familia Yera; Telescom de los Hernández López, de Ebro Puleva, asegura que su prioridad es que los hoteles que dirige "tengan buen silencio, aire puro, se coma bien y se descanse mejor". Tiene la conciencia tranquila, descansa bien, porque cree que aporta valor a la economía y a la sociedad a través de las pequeñas cosas, como es contribuir a que la gente sea más feliz. Asegura que de esta crisis se aprenderá el valor del esfuerzo, del sacrificio, de la innovación, "que son elementos intemporales y de los que no te puedes apartar porque cuando lo haces se acaba derivando en situaciones como las que estamos viviendo en la actualidad".