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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El automóvil se recupera con muletas

Anfac hizo ayer algo inédito en sus 32 años de historia. La patronal del automóvil avanzó oficialmente un dato parcial de ventas en un mes. Y es que la ocasión lo merecía: después de 31 meses de caídas estruendosas, las ventas de coches a particulares han vuelto a la senda positiva. Todo indica que las ayudas directas para fomentar la compra de automóviles han empezado a dar fruto. En los primeros 23 días de junio, la venta a particulares creció el 18,6%. Al mismo tiempo, las fuertes caídas del mercado total han dado un estimulante frenazo para quedarse en un 4%, frente al 39% de mayo. ¿Todo un éxito? En principio, lo único que parece demostrado es la relación entre las ayudas -públicas y del sector- y la reactivación del negocio, tal y como ya había sucedido en otros mercados europeos donde se tardó menos en adoptar planes similares.

Es probable que la información adelantada ayer por Anfac genere un efecto psicológico positivo nada desdeñable. Si es así, bienvenida sea, porque la mejora se notará más el mes que viene: julio es tradicionalmente el periodo estrella de ventas a lo largo del año. Esta recuperación del mercado, interpretada sin ingenuos optimismos, se puede ver también en clave de un aumento en la confianza de los españoles. No en vano, la adquisición de un coche, como segunda mayor compra tras el piso, lleva aparejada por lo general la consecución de un crédito y el correspondiente endeudamiento extra.

La buena acogida es también un acicate para acabar con las indeseables distorsiones que, en algunas comunidades autónomas, se han dado con respecto a las ayudas del Plan 2000E del Ministerio de Industria. El accidentado arranque de la medida, atribuible tanto al Gobierno central -que no pactó previamente el plan con los Ejecutivos regionales y además tuvo que adelantar la fecha de puesta en marcha- y a algunas Administraciones autonómicas -que han utilizado el plan como arma política-, puede tener un final feliz.

Para aquilatar el verdadero impacto del Plan 2000E, es imprescindible también que Industria, artífice de la medida, cuantifique el coste de las ayudas de las Administraciones. Esto implica conocer los gastos derivados de las subvenciones directas, pero también saber el aumento de los ingresos fiscales obtenidos con la subida de las ventas.

Ante el innegable buen dato conocido ayer conviene recordar, en fin, dos cosas. La primera, que la medida es de carácter coyuntural y en ningún caso debe perpetuarse como anteriores planes de ayudas fiscales al automóvil. Sólo está justificada por la atonía extrema del consumo y debe retirarse en cuanto la mejora sea suficientemente sólida para que el mercado se reanime. Y, muy ligado a lo anterior, los fabricantes deberán afanarse en hacer sus deberes y nunca olvidar que, si hay algo íntimamente fijado al ADN del sector, es andar sin muletas.

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