El turismo amenaza el mercado laboral
Canarias está sufriendo más que ninguna otra comunidad autónoma el ajuste de la actividad turística en lo que va de año. Pese a ser el destino más visitado en España durante los meses de temporada baja, entre enero y mayo ha perdido 600.000 turistas (sólo Cataluña ha perdido más) y eso se ha dejado notar con fuerza en la ocupación hotelera, con un recorte de 2,1 millones de pernoctaciones respecto al mismo periodo de 2008, según los últimos datos del INE.
Un escenario que puede agravar los efectos de la recesión económica y del crecimiento desbocado del desempleo (el 26,1% de la población activa en Canarias estaba en paro en el primer trimestre del año, la tasa más elevada de toda España) en una comunidad autónoma con una fuerte dependencia del turismo, ya que el 30% del PIB regional y del empleo provienen de la actividad turística.
Dos razones justifican la violencia del ajuste: la fuerte depreciación de la libra esterlina frente al euro, lo que ha encarecido los viajes a destinos de la zona euro frente a otros como Turquía, Croacia, Egipto o el Caribe, y la escasa presencia de líneas aéreas de bajo coste en Canarias, lo que ha provocado un fuerte trasvase de viajeros a otros destinos en España a los que estas aerolíneas transportan a diario grandes contingentes de turistas británicos y alemanes, los dos mercados emisores de turistas más importantes para España.
Sin embargo, esta coyuntura no sólo se circunscribe a Canarias, sino que es una realidad común en todos los grandes destinos turísticos. España ha recibido 2,5 millones de turistas menos en los cinco primeros meses del año y el número de pernoctaciones ha retrocedido en 9,3 millones en el mismo periodo. Es decir, 62.000 camas ocupadas menos al día que han obligado a los hoteles a retrasar el inicio de la temporada alta ante la falta de actividad y que están provocando que las actividades económicas vinculadas al turismo (restaurantes, hoteles, bares, terrazas, comercio y ocio, entre otros), que tradicionalmente servían como refugio para un gran número de trabajadores que llegaban al verano desempleados, estén destruyendo empleo en la actualidad (el personal ocupado ha caído a tasas del 7% en febrero, marzo y abril).
Los hoteleros ya han advertido al Ejecutivo sobre esta situación y han mandado una propuesta a Moncloa, en la que reclaman una bajada de cotizaciones a la Seguridad Social y una reforma laboral que reconozca las peculiaridades del empleo en el sector turístico, compuesto por trabajos estacionales y que tradicionalmente se realizan a tiempo parcial.
A falta de respuesta, el Ejecutivo ya se ha puesto la venda antes de que se abriera la herida y anunció en el último Consejo de Ministros de mayo que prevé una caída en la llegada de turistas cercana al 10% para la temporada alta, que va de junio a septiembre. Esto significaría añadir otros 2,6 millones de visitantes menos a lo acumulado en los cinco primeros meses, con lo que la pérdida de turistas se elevaría a cinco millones de personas hasta septiembre.
Una cifra similar a la que podría alcanzar en breve el número de parados en el mercado laboral, tal y como vaticinan los principales servicios de estudios, en gran medida impulsada por el deterioro de las actividades de servicios (comercio, turismo, transporte y servicios a empresas), fuertemente perjudicadas por el desplome del consumo y el recorte del gasto empresarial.
Los últimos datos de paro registrado, correspondientes a mayo, así lo atestiguan: los servicios, en especial el turismo y el comercio, se han convertido en el sector que más empleo destruye en España. De los 3,6 millones de desempleados, más del 50% (2,07 millones) ya corresponden a los servicios. Un porcentaje que seguirá subiendo ante la parálisis del Ejecutivo.